América Latina es la historia de sus mujeres. Tan
cargada de resistencia, tan violentada por la siniestra huella del conquistador.
Somos nacidos de una contradicción, es que somos indios y somos invasores y por
eso nuestra esencia es única, es tan nuestra como nosotros, es tan grande como
dolorosa como lo somos nosotros.
En ese contexto ubicamos la historia de Inés
de Suárez.
Inés nació en Plasencia, Extremadura, España en 1507.De
familia de artesanos perteneciente al pueblo llano, se dedicaba al oficio de
costurera.A la edad de 19 años, contrajo matrimonio con Juan de Málaga, un
aventurero por naturaleza.
En 1527 , Juan, se embarcó con destino a Panamá e Inés
permaneció en España esperándole. Pasaron los años y recibía pocas noticias de
él. En 1537, consiguió licencia real y se embarcó hacia las Indias en busca de
su marido.Llegó a América por su esposo, encontrándose con que este había
muerto en una batalla.
Como compensación por ser viuda de un soldado, recibió
una pequeña extensión de tierra en Cuzco, donde se instaló, así como una
encomienda de indígenas.
El amor y la conquista.
En Cuzco conoció a Pedro de Valdivia, maestro de campo
de Francisco Pizarro . Entre ambos se forjó una estrecha relación que
finalmente los llevó a ser amantes.
A finales de 1539, Inés decidió marchar junto a Pedro
de Valdivia en su expedición a las tierras de Chile. Valdivia solicitó
autorización para ser acompañado por Inés, la que Pizarro concedió, aceptando
que la mujer le asistiese como sirviente doméstico, pues de otro modo la
Iglesia hubiese objetado a la pareja. En el viaje, Inés prestó diversos
servicios a la expedición, por lo que fue considerada entre sus compañeros de
viaje, como «una mujer de extraordinario arrojo y lealtad, discreta, sensata y
bondadosa ».A los once meses de viaje , en medio de numerosas penurias, la
expedición arriba al valle del río Mapocho, donde fundaron la futura capital de
Chile..
Poco después de establecer un asentamiento en el
lugar, Valdivia envió una embajada con regalos a los caciques locales con el
propósito de demostrar su deseo de paz. Pero estos lanzaron un ataque contra
los españoles, con el cacique Michimalonco como líder. Según la historiografía
española, ya a punto de derrotar a los españoles, los indígenas de pronto
abandonaron las armas y huyeron en estampida, logrando ser capturados algunos
de ellos. Posteriormente los cautivos declararían haber visto "a un hombre
montado sobre un caballo blanco que, empuñando una espada, bajó de las nubes y
se abalanzó sobre ellos", siendo esta misteriosa aparición la que provocó
su huida. Los españoles consideraron que la milagrosa aparición no era sino
Santiago, por lo que, en señal de agradecimiento, dieron el nombre de Santiago
de la Nueva Extremadura a la recién fundada ciudad.
La defensa de su territorio por parte de los indígenas
fue larga y dolorosa.La Conquista de Chile duró 60 años, periodo de guerras
constantes y muchas veces el triunfo de los españoles estuvo en duda, incluso
la capital estuvo a punto de ser destruida. A diferencia de Perú, en que la
Conquista dura menos de un mes.
Inés ante ausencias de Valdivia, que salía a guerrear
con los mapuches tomaba decisiones que marcaban rumbos. En 1541 en un repliegue
español, ante un número probable de 20.000 aborígenes, que con sus flechas
incendiarias amenazaban quemar la ciudad, Inés atendía a heridos y
desfallecidos, curaba heridas , llevaba agua y víveres a los combatientes y
ayudando incluso a los jinetes. Pero en esa batalla tendría un papel decisivo
que muestra el carácter de aquella conquista y de aquellos hombres y mujeres:
viendo en la muerte de siete caciques prisioneros como la única esperanza de
salvación para los españoles, Inés propuso decapitarlos y arrojar sus cabezas
entre los indígenas para causar el pánico entre ellos. Muchos hombres daban por
inevitable la derrota y se opusieron a ello pero Inés insistió. Dio la orden de
ejecución y como no le obedecieron ella misma los decapitó arrojando luego sus
cabezas entre los atacantes. Los españoles aprovecharon el desorden y la
confusión causada entre los indígenas al topar con las cabezas decapitadas de
sus caciques y lograron poner en fuga a los atacantes. La acción de Inés en
esta batalla sería reconocida por Valdivia, quien la recompensó concediéndole
una condecoración.
A la luz de hechos posteriores, la unión de más de
diez años entre Pedro de Valdivia e Inés de Suárez no era bien vista entre
algunos vecinos de marcado fervor religioso, hecho que se sumaba a otras
críticas hacia el gobernador.
El matrimonio y el legado.
Valdivia debe regresar a Perú a buscar ayuda para la
continuidad de la guerra con el indio y su afianzamiento como gobernador ante
Virrey de Perú. Gana la estima del representante real, quien después de probar
su fidelidad lo reconoce como gobernador de la Capitanía General de Chile,
fijando sus límites .
No obstante, denuncias de vecinos enemistados con
Valdivia provocan un juicio de residencia , quien debe enfrentarse a los cargos
en su contra, entre ellos la unión ilégitima con Inés de Suárez. El Virrey
Pedro de la Gasca, después de escuchados los alegatos, lo exonera de todos los
cargos, excepto en lo relacionado con Inés de Suárez. Se ordena imperativamente
a Pedro de Valdivia que termine su relación con Inés de Suárez, ordenándole
casarla con un vecino de su elección, y traer su esposa desde España al
continente americano.
Cuando Valdivia regresa, acata lo acordado con la
sentencia y arregla el matrimonio de Suárez con uno de sus mejores capitanes,
Rodrigo de Quiroga. Para entonces tenía ella 42 años.
Tras casarse con Quiroga, Inés se caracterizó por
llevar una vida tranquila y religiosa. Junto a su marido, quien fue persona
principal en Chile, contribuyó creando iglesias e Instituciones en Santiago.
Doña Inés murió alrededor del año 1580, ya de avanzada
edad.
En agosto de 2006, la escritora chilena Isabel Allende
publicó su novela Inés del alma mía sobre la figura de Inés de Suárez
posibilitando que la figura de Inés se conozca más allá de los límites de Chile.
Se recrea su vida en numerosas novelas, películas y
óperas.
En 1994 fue inaugurado un parque de áreas verdes que
lleva su nombre en la comuna de Providencia, asimismo para el año 2014 se
contempla la inauguración de la nueva Línea del Metro de Santiago que incluye
una estación que llevará el nombre de Inés de Suárez.
Mujeres del pueblo como Inés de Suárez fueron las que
forjaron identidad y cultura en América.
Las mujeres en la época de la Conquista no solo se
embarcaron a acompañar a los hombres, sino que también fueron pioneras en el
ámbito socio-económico y su papel fue determinante en el asentamiento y el
proceso de consolidación de la naciente sociedad hispanoamericana. De ellas
también descendemos, de esa sangre derramada, que nos interpela y cuestiona,
para ser parte de una nueva y más solidaria construcción del mundo
Gracias por compartirlo. Muy interesante. Besitos de colores
ResponderEliminarTe nominé para un premio en mi blog. date una vuelta a
ResponderEliminarhttp://vivirdelibros.blogspot.com
saludos
Interesante historia, valiente mujer....
ResponderEliminarGracias Alejandro. Se tiende a defenestrar a los conquistadores pero también descendemos de ellos, son parte nuestra.
ResponderEliminarme gusto mucho y me sirvio ara una tarea dela escuela lo unico es el legado :(
ResponderEliminarme gusto mucho y me sirvio ara una tarea dela escuela lo unico es el legado :(
ResponderEliminarGracias chicas, un placer que les haya servido.
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