Dolores Mora Vega ,
mujer controvertida si las hay, nació en 1866. Genera dudas su lugar de nacimiento, algunos biógrafos la
ubican como nacida en la población de
Trancas, provincia de Tucumán, y otros en una estancia salteña en la localidad de El
Tala.
Ser escultora,
transgresora y audaz, no resultó nada fácil para la carrera y la vida de Lola.
Rompió todas las convenciones de su tiempo.
En Tucumán comienza
su formación artística tomando lecciones de dibujo con un maestro italiano. Allí
ejecuta retratos de personalidades tucumanas y adquiere cierta notoriedad ya
que participa en algunas exposiciones haciéndose conocida.
En 1896 la artista gana una beca del gobierno
nacional para formarse en Roma. Logra, allí, ser aceptada en talleres de pintores
y escultores muy prestigiosos.
Sus protectores en Argentina e Italia facilitan su inserción en los círculos
sociales de Roma. Su actividad en la ciudad italiana es comentada en la prensa
porteña, que publica noticias sobre sus encargos y viajes por Francia, España y
Alemania.
Lola
Mora jamás vivió como se suponía que
vivían los artistas. En Roma, donde sus colegas habitaban en
buhardillas, comían en bodegones y carecían de dinero, ella se codeaba con la
nobleza, comía en los mejores lugares y vivía en villas o palacetes.
Hacía1900
recibe su primer encargo oficial: dos bajorrelieves destinados a la Casa Histórica
de Tucumán, que representan los sucesos del 25 de mayo de 1810 y del 9 de julio
de 1816.
La
Fuente de las Nereidas.
El entusiasmo generado por aquel encargo la lleva a proponer al gobierno argentino, la realización de una fuente para la ciudad de Buenos Aires. Aceptada la oferta, se elige la Plaza de Mayo como destino de la obra, aunque ese emplazamiento inicial sería muy discutido con posterioridad, sobre todo una vez conocido y aprobado el boceto de la fuente, cuya temática mitológica y, en rigor, sus numerosos desnudos, no parecen haberse considerado adecuados para ser instalados frente a la Catedral.
Entre
1900 y 1902 se aboca a la realización de la Fuente de las Nereidas. Comienza en
Roma junto a talleristas profesionales y alumnos del taller, construyendo en
arcilla, luego en yeso, para culminar en mármol de Carrara. La obra es
terminada y ensamblada en Buenos Aires
Lola
viajó para supervisar el armado final y escandalizó a los porteños, ya
que usaba pantalones que le facilitaban el movimiento sobre los andamios, lo
que fue considerado por algunos como un agravio a la moral, por lo que hubo que
rodear el lugar de trabajo con una cerca de maderas. Se decide ubicar la
estatua en el Paseo de Julio ( actual Av. L.N. Alem ), y la obra es inaugurada
en 1903. A la inauguración no asistió ninguna mujer.
La
fuente representa el nacimiento de la diosa Venus. Dentro de una gran valva
marina, tres caballos alados briosos son sujetados por tres tritones. En el
centro, sobre un basamento de piedra, las dos nereidas que dan nombre a la obra
sostienen otra valva, de la que surge triunfal Venus, diosa latina del amor y
la belleza. Su composición piramidal y simetría le dan equilibrio, sus
múltiples líneas curvas le aportan sensualidad, y el movimiento espiralado del
cuerpo de las sirenas obliga al espectador a rodear la obra para apreciarla en
su conjunto, buscando un frente que no tiene.
En
1918 la obra es trasladada a la Costanera Sur, paraje marginal en la época. Permanece
allí hasta ahora.
En 1903 Lola vuelve a Roma con nuevos encargos
oficiales. Además, gana el primer premio de un concurso organizado en Melbourne
para erigir una estatua de la reina Victoria en esa ciudad, pero este proyecto
no llega a realizarse.
Eclipse
de su vida y su obra.
En 1906 regresa a Buenos Aires a terminar las obras destinadas al Congreso Nacional, que años después, en 1913, serían también separadas de su emplazamiento original.
Las
anécdotas reales o no que se atribuyen a Lola son numerosas. Que intentó
afiliarse a la masonería, institución masculina por excelencia, de donde la
rechazaron, que se vestía con bombachas de campo, típico traje masculino de
hombre, que era bisexual.
El
rumor más extendido
le atribuyó una relación amorosa con el ex presidente de la Nación, Julio Argentino Roca.
Cuando contaba con
cuarenta años de edad contrajo matrimonio con un hombre veinte años menor que
ella, Luis Hernández Otero, quien la abandonó cinco años más tarde. El
matrimonio fue muy criticado por toda la sociedad de Buenos Aires. Juntos
vivieron en Roma, y allí Lola Mora realiza los monumentos a Nicolás Avellaneda y a la
Bandera, aprobados antes de partir. El de Avellaneda es inaugurado en 1913 en
la localidad que lleva su nombre; el segundo es trasladado a Rosario pero nunca
fue ensamblado, y sus diferentes partes quedan repartidas en distintos paseos
de esa ciudad . Recién en 1997 se las reúne y ubica cercanas al Monumento Nacional
a la Bandera.
Cuando
el poder conservador se eclipsó, la vida artística de Lola cayó en desgracia. El
radicalismo en ascenso atacó su obra con argumentos inválidos desde el punto de
vista artístico, expulsando sus alegorías del Congreso, rescindiendo su
contrato para hacer el Monumento a la Bandera y trasladando su Fuente de Alem y
Perón a Costanera Sur.
Convertía en el chivo expiatorio del
conservadurismo en retirada, su talento creador quedó opacado por su
privilegiada relación con el poder.
Separada de Hernández en 1917, Lola Mora se asocia en Buenos Aires al
inventor de una nueva técnica de proyección de películas cinematográficas a
plena luz. Este invento no tiene éxito comercial. Se dedica durante esos años a
la realización de mausoleos, la mayoría de ellos ubicados en el Cementerio de
la Recoleta. Pocos años después se traslada a Salta, donde invierte todo su
capital en el desarrollo de una actividad minera que finalmente no prospera.
Evidentemente,
el genio de Lola Mora fue totalmente incomprendido en la época, un talento que
recibió indiferencia y hasta hostilidad. Es muy significativo que a su muerte
se recuerda solamente la Fuente de las Nereidas.
Lola
muere el 7 de junio de 1936, rodeada de tres sobrinas que la asistieron durante
la enfermedad.
Finalmente
muchos años después recibe un reconocimiento, en su memoria, el Congreso de la Nación Argentina
instituyó, la fecha de su natalicio –17
de noviembre–, como “Día Nacional del Escultor y las Artes Plásticas”.
Por su parte, la
Comisión Interprovincial de Homenaje Permanente a Lola Mora, el 17 de noviembre
de 1996, descubrió la Piedra Basal del “Monumento a Lola Mora”, que se erigirá
frente a los Jardines que llevan su nombre, en el Parque San Martín de la
Ciudad de Salta.
Pionera
en su arte así como apasionada por su obra, Lola fue una mujer libre que supo
no perder la humildad en los círculos de elite en los que participó y luchar
contra viento y marea cuando lo necesitó. Lola Mora es un ejemplo para su época
y dentro de la historia del arte argentino. Se hace necesario conocer su obra ,
apreciarla y sentirnos orgullosos de ella.
Muy interesante personalidad. Generalmente estas mujeres pioneras en defender sus derechos han sido difamadas y vilipendiadas por transgresoras. Y lo que es peor es que aún lo siguen siendo. Basta que su vida sexual sea "distinta" para que toda la sociedad les "caiga" con todo. Gracias por recordarla y traerla al presente. Sin duda, vale la pena.
ResponderEliminarSu obra es espléndida y su vida propia de la gente que trasciende.Pensar que frente a la Catedral han pasado tantas cosas, que su obra está mejor donde está.Se encuentra rodeada de blindex por los inadaptados que realizan grafitis. Es bellísima.Otra nota muy buena, muchas gracias Laura.
ResponderEliminarNo creo que muchos argentinos conozcan su vida y obra....Muy bien elegido el personaje...Usar pantalones?Esculpir desnudos?Casarse con un hombre mas joven?Querer entrar a una masonería?La gente pacata y conservadora de pensamiento...huye o te destrona..Una precursora.Te felicito,Laura,por la nota.
ResponderEliminarGracias por leerme y comentar, Alfa, Alejandro y Mabel. Que historia más interesante ! La publiqué en el diario hace tiempo y no la había traído aquí. Hoy que se colocaron replicas de sus esculturas en el Congreso Nacional, vi que era el momento. Además de su vida tan especial, que genial sus esculturas ! Y que el poder haya tratado de ignorarla ! Bien, hoy tiene su reconocimiento, muchisimos años despues.
ResponderEliminarSusana Bintana escribió: .."La vida de Lola Mora tuvo una expresividad y un dramatismo tan grande como las que supo imprimir a sus mármoles. Su debut en Buenos Aires fue consagratorio en 1903, con la Fuente de las Nereidas, incorporo a la ciudad una obra de arte que podría competir con las similares de cualquier capital europea, y que hasta hoy es una de las más celebradas. Escultora mimada por los presidentes argentinos. Alumna del pintor italiano Santiago Falcucci y del escultor napolitano Pascual Farina que enseñaban artes plásticas en la provincia tucumana, la recuerdan como una alumna anhelante de libertad y llena de aspiraciones".... Esto es una extracción de la biografía (muy documentada) de Lola Mora, escrita por un abogado tucumano Carlos Paez de la Torre (h).... Una artista de vida muy intensa, que peleo sola dentro de un mundo que manejaban exclusivamente lso hombresy por ello debio armarse de los más astutos recursos...que lindo que la hayas recordado Laura Arena
ResponderEliminarEn España en esa época las mujeres tenían que hacerse pasar por hombres para poder hacer algo artístico, solo tenemos algunas escritoras, no se si en el Museo del Prado habrá alguna.
ResponderEliminarGracias, Oliva por pasarte siempre por aquí y dejar tu aporte. Siempre estoy buscando información sobre estas increíbles mujeres. Si tienes alguna interesante, me pasas ?
ResponderEliminarEn España, salvo algunas escritoras, hasta 1940 no se si hay alguna, al menos que estén con su nombre y no el de su marido, padre, hermano, etc. Pero estaré atenta.
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