lunes, 2 de marzo de 2015

La cárcel del fin del mundo.

En un viaje a Ushuaia, además de nuestras increíbles bellezas naturales, una visita obligada es conocer la antigua cárcel o Presidio como allí se lo denomina.  Conocerla es adentrarse en un pedazo de historia argentina, no muy conocido pero muy terrible y con connotaciones de totalitarismo, así como también producto de una cosmovisión de época.

La historia.

Emulando a Gran Bretaña, que enviaba sus presos a Australia, o a Francia que los ubicaba en sus colonias, Argentina armó su propio campo de concentración en el lugar con el clima más terrible que pueda imaginarse, enviando allí a asesinos comunes, anarquistas, personajes que pensaban diferente o sea todo aquel que se saliera del molde de la sociedad de aquel momento.
Pensando en ubicar a los presos en aquellos inhóspitos lugares y además con la intención de poblar el extremo sur entre 1884 y 1889 se construyó un presidio en Isla de los Estados. Por razones climáticas  esta cárcel no pudo prosperar,  por lo que en 1902 se comienza a construir otra, en la  Isla Grande de Tierra del Fuego, en un principio destinada a personal militar y luego, en 1917 ampliada para albergar a presos comunes.

Para la elección de este lugar también se tuvo en cuenta los trabajos forzados que allí realizarían los presos: forestación y minería, actividades que en Isla de los Estados eran inviables.
Primeramente los presos fueron alojados en precarias instalaciones, mientras ellos mismos construían lo que sería el definitivo edificio del Presidio.


Arquitectura.

Construido  en la zona este de la ciudad de Ushuaia, con  cinco pabellones principales, llegó a  alojar a más de 540 presidiarios.
Unas 250 personas, entre guardiacárceles y celadores, custodiaban a los penados. Los pabellones estaban dispuestos en estrella, alrededor de un vestíbulo central; cada uno de ellos contaba con dos pisos, en los que se alineaban a ambos lados celdas de unos cuatro metros cuadrados; eran 380 calabozos con muros de roca de 60 centímetros. Cuando la población del penal excedía su capacidad, las caballerizas se transformaban en improvisadas celdas comunes, alojando cada una unos 40 o 50 reclusos.
Es muy impresionante ver esas pequeñas celdas y pensar que allí transcurrían su vida, cuando no estaban trabajando, esas personas, sin visitas de familiares, sin contacto con el mundo exterior y en un clima tan desfavorecido. Uno de los pabellones se conserva intacto, logrando en el turista visitante, un sentimiento de opresión y angustia.

Vida en la cárcel.

A los reclusos se les proporcionaba educación primaria, en caso de no tenerla, y una retribución por los trabajos realizados. Existían rudimentarios talleres de carpintería, herrería, imprenta, mecánica y zapatería; otros reclusos trabajaban cubriendo las necesidades de la propia población del presidio. Los que se consideraban de buena conducta trabajaban en la tala de árboles para leña, y en las últimas etapas de su funcionamiento en la obra pública para la ciudad de Ushuaia.

Un pequeño tren que conducía hasta la actual ubicación del Parque Nacional Tierra del Fuego transportaba a los reclusos. El tren es el que aún hoy recorre el Parque Nacional transportando a los turistas por esos bellos paisajes. Allí en el clima más frío que pueda imaginarse realizaban los trabajos de tala y forestación.
 Existen archivos fotográficos en el propio museo del Presidio que dejan constancia de que hacia la década de 1920 los presos también formaron  una banda de música que animaba a los habitantes en los días domingos.

El penal fue clausurado por Roberto Pettinato (padre del conductor de TV) durante el gobierno de   Juan Domingo Perón, basado en motivos humanitarios. Los prisioneros fueron derivados hacia otras cárceles ubicadas en el sector continental de la Argentina. Luego del cierre del Presidio, sus instalaciones fueron entregadas a la Armada Argentina.

Reclusos famosos.
Entre los reclusos más celebres se recuerda a Cayetano Santos Godino, apodado el Petiso Orejudo, un jovencísimo psicópata que protagonizó los primeros asesinatos en serie de la Argentina. También, y por muy distintas razones al  anarquista Simón Radowitzky  condenado a reclusión perpetua por el atentado que mató en 1909 al jefe de policía Ramón Lorenzo Falcón; indultado luego  por el presidente Hipólito Yrigoyen en 1930. Simón fue el único preso que logró escapar de la prisión y la isla, pero fue recapturado y vuelto a encarcelar. Su vida merece una crónica en este espacio.
Durante los gobiernos de José Félix Uriburu y Agustín Pedro Justo los contingentes de obreros, presos políticos ( lideres radicales ) fueron numerosos. El director del presidio durante esa década, Adolfo Cernadas, fue acusado de torturas en varias oportunidades. Esos espantosos tormentos (extracción de uñas, por ejemplo) son contados en base a relatos reales extraídos de diarios  y  fragmentos de cartas  de internos de esa época.
Existía también, por esos años una categoría que era la de “ confinado político”, personas que no   estaban presas en la cárcel, pero estaban confinadas en Ushuaia, como si fuera un destierro.
Entre ellos, ex diputados y políticos radicales, periodistas y sindicalistas opositores: Pedro Bidegain, Elpidio González, Hector J Cámpora, Ricardo Rojas, Honorio Pueyrredón, Enrique Mosca y otros muy reconocidos en esas décadas.

Actualidad.
En 1994 una Asociación civil de Ushuaia  consiguió que la Armada desafectara del uso militar   del presidio, y gracias a la colaboración de  autoridades y el aporte de material de variados orígenes se inauguraron en el edificio dos museos: el del Presidio, y el Museo Marítimo de Ushuaia.   También se exponen en los pabellones muestras no permanentes relacionadas con distintos aspectos de la historia de la ciudad y sus pobladores originarios.
Además funciona, desde 1996,  el Museo de Arte Marino Ushuaia, que es el primer Museo de Arte de Tierra del Fuego. En él se puede apreciar a  artistas argentinos con  temáticas relacionada al agua. Así encontramos a Berni, Soldi, Quinquela Martín, Oscar Vaz, Lacamera, Daneri, Lazzari y otros  artistas contemporáneos.
En otro pabellón encontramos el Museo Antártico José María Sobral.  
En 1997 el Museo fue declarado Monumento Histórico Nacional por el Congreso de La Nación. El Museo Marítimo de Ushuaia conjuntamente y con  la Armada Argentina realizaron estudios de arqueología en los restos del Faro de San Juan de Salvamento de Isla de los Estados, más conocido como Faro del Fin del Mundo por la novela de Julio Verne. En un patio del presidio se levantó una réplica de aquel faro que puede visitarse.
La cárcel del fin del mundo traza un completo perfil de época. Nuestra propia Siberia en el Sur, con el viento helado incesante y la dureza y el horror del que solo es capaz el ser humano. Al decir de Dostoyevsky, formar momias disecadas y medio locas, como modelo de arrepentimiento y corrección.




9 comentarios:

  1. Y se ha convertido en lugar turistico.
    Fiorella Sargenti, criítica de cine nacida en Tierra de Fuego, contó que festejó el cumpleaños en ese lugar.

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  2. Hola Laura! Buenisima la entrada. Me encanta saber mas de la historia de nuestra querida Argentina. Ushuaia es un lugar que me falta conocer del pais, espero ir muy pronto porque me han dicho que es bellisimo! Ademas de toda la historia triste y terrible que esconde, es un lugar mas que interesante! Gracias por la entrada!

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  3. Gracias chicos por leerme. Hay un lugar en el centro de los pabellones, que se utiliza para servir cafés y para venta de souvenirs. Seguramente también se lo podrá alquilar para fiestas. Mantener ese edificio y esos museos no debe salir nada barato.Saludos.

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  4. ¡Hola! Muy buena la entrada. Justo mi hermana viajó en enero a Ushuaia y me mostró las fotos del lugar. Me sorprendió muchísimo lo de Pettinato, no sabía eso.
    Como siempre, muy interesante tu blog, Laura.
    ¡Saludos!

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  5. Gracias, un placer que te haya gustado ! Saludos.

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  6. Hola Laura! Primero que todo, leí esta reseña y enseguida empecé a seguir tu blog. Es muy interesante lo que contás, yo sabía de esta cárcel, y de muchas historias, pero me gustó mucho tu relato, y las fotos que fuiste anexando, la verdad es que nunca había visto fotos, más allá del Petiso Orejudo. Voy a seguir chusmeando tus entradas anteriores!

    Besos
    Nati
    http://khaleesigeek.blogspot.com/

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  7. Muchisimas gracias Natalia, por interesarte por mi blog. Escribo mis notas en un suplemento de un diario de mi ciudad, y siempre trato de buscar temas que sean interesantes. Espero te gusten mis otros entradas. Luego chusmearé tu blog. Saludos.

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  8. Estuve la semana pasada en Ushuaia, y el Presidio es tal como lo describis. No tenia idea de su existencia y me encanta conocer mas las historia de nuestro pais.
    Cuando entras a el pabellon concervado tal como era, sentis una angustia mezclada con otros sentimientos. No pude terminar el recorrido de ese pabellon hasta el final porque me dieron mucas ganas de salir corriendo de ese lugar.
    Me encanto la publicacion.

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    1. Gracias Belén, por leer mi nota. Estuve en Ushuaia en enero con un clima terrible, ni puedo imaginar como será en invierno, Saludos !!!!

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