jueves, 20 de junio de 2013

Rigoberta Menchú

Rigoberta Menchú.





Rigoberta Menchú pertenece a la etnia maya y su historia personal nos va mostrando la historia de los mayas en la actualidad y particularmente en Guatemala.

En una vasta y rica región de América, el pueblo maya creó una de las más originales y grandiosas civilizaciones antiguas. Los mayas no constituyen a un grupo homogéneo, sino un conjunto de etnias con distintas lenguas, costumbres y realidades históricas, pero que comparten rasgos que nos permiten integrarlas en una unidad cultural.
 Los hombres mayas con sus costumbres cotidianas y buena parte de todas sus creencias permanecen aun en sus regiones originales, sustentados en su misma concepción ancestral del mundo y la vida.
Cubrieron, en el período prehispánico,  el territorio sureste de México,  la mayor parte de Guatemala, Honduras, El Salvador y Belice.,

Hoy, la población maya esta catalogada entre 4 y 6 millones de nativos.  Viven en  el mismo lugar que  sus antepasados .  Afortunadamente, sobrevivieron a la Conquista; resistentes como pocos a los cambios y al olvido, conservan hoy en su cultura profundas raíces milenarias a pesar de que han convivido durante más de quinientos años, de la mano de la civilización occidental que intentó someterlos. Buena parte de la tradición maya  se ha conservado en el seno de la vida familiar de los diferentes grupos étnicos.

No obstante ello, los mayas no han podido evadir del todo las grandes transformaciones globales que ha sufrido el mundo occidental durante los últimos años: han tenido que enfrentar periodos de migraciones, crisis políticas, económicas y sociales en los países donde se encuentran sus comunidades.  Han habido tantos encuentros y desencuentros con distintas facetas de la cultura occidental, desde el enfrentamiento con los españoles en el siglo XVI hasta los embates del capitalismo de nuestros días.

 El contacto con occidente trajo cambios sustanciales en todos los aspectos: tanto en la organización política, su vestido, su alimentación, sus herramientas de trabajo, sus fiestas y ceremonias. La actual fisonomía del territorio maya se configuró paulatinamente desde hace más de 500 años, pero este proceso se intensificó en el siglo XIX, al imponerse fronteras arbitrarias y artificiales entre comunidades que tradicionalmente habían permanecido unidas, o al intentar fundir pueblos que nunca habían compartido el mismo territorio.

Como resultado de estos hechos, en la zona maya actual habitan personas de distintas culturas y hablantes de muy diversas lenguas. Los grupos mayas de hoy, conviven tanto con pueblos indígenas de otras familias lingüísticas como con pueblos mestizos. A la fecha subsisten por lo menos 28 lenguas indígenas.

 La forma de entender y vivir el mundo que se manifiesta en ritos domésticos, en sistemas de curación, en prácticas agrícolas y en  relaciones de parentesco constituyen la peculiar cosmovisión maya, y es el núcleo duro que ha mantenido los valores y representaciones  fundamentales de la antigua cultura maya a salvo de los avatares de los últimos siglos.


El neoliberalismo de nuestros días, amenaza con desintegrar comunidades indígenas enteras; por ello no es de extrañar que diversos grupos mayas hayan levantado su voz para reclamar autonomía y el derecho a ser respetados en su problemática socioeconómica y cultural.

Rigoberta nació en Guatemala, en 1959.  Creció en las montañas de Quiché en la Costa Sur guatemalteca, zona desde donde  bajan miles de indígenas a trabajar por míseros salarios, en las ricas tierras de los finqueros, donde se produce, café, azúcar y algodón.
 Desde niña aprendió de sus padres a respetar y querer la naturaleza, lo sagrado de sus sitios y de la vida colectiva de las comunidades indígenas.
Pero también desde pequeña, conoció las injusticias, la discriminación, el racismo y la explotación que mantienen en la pobreza extrema a miles de indígenas en Guatemala. La miseria la obligó a buscar sustento en la capital del país, para ayudar a sus padres y hermanos.
Desde muy joven se involucró en las luchas reivindicativas de los pueblos indígenas y campesinos.

En la lucha por la tierra perdió a su primer hermano, quien permanece desaparecido.  Meses más tarde, sufrió la pérdida de su padre, quien murió asesinado junto a 37 compañeros en un intento indígena de ser escuchados, cuando tomaron la Embajada de España en Guatemala. 
La madre de Rigoberta, también fue secuestrada y desaparecida y  otro de sus hermano también asesinado.

Estos hechos constituyen uno de los argumentos que sustentan su búsqueda de la justicia  y su lucha contra la impunidad. Rigoberta  logró escapar de la horrenda política de terror implantada en Guatemala y se exilió en México desde donde trabajó organizando a su gente para resistir el exterminio practicado por el Estado.

Participó desde 1982 en la  Comisión de Derechos Humanos de Naciones Unidas y en la Comisión de Prevención de las Discriminaciones y Protección de las Minorías.
Cuando regresó a Guatemala  fue detenida. Diferentes organizaciones  y la presión de miles de estudiantes universitarios ayudó a que la liberaran.

 Su trayectoria de trabajo y lucha por el respeto a los derechos humanos de los Pueblos Indígenas, le valió el Premio Nobel de la Paz en 1992 y desde entonces, a partir de la plataforma del Premio Nobel,  continúa  impulsando importantes iniciativas, tanto nacionales como internacionales, tal como la creación de la Iniciativa Indígena por la Paz.
 También es Embajadora de Buena Voluntad de la ONU.

Junto con sus colaboradores más cercanos constituyeron la  Fundación Rigoberta Menchú Tum, de cuya institución es presidenta y a través de la cual ha apoyado a las poblaciones más necesitadas con proyectos de educación, productivos y de infraestructura.

Se ha hecho acreedora de más de 30 Doctorados Honoris Causa, en distintas universidad del mundo.
Rigoberta Menchú tiene en su haber, también,  la publicación de varios libros, tales como "Me llamo Rigoberta Menchú y así me nació la conciencia",  “ La nieta de los Mayas”  y  libros para niños: “Li Mi'n, una niña de Chimel” y “El Vaso de Miel”.

 La solución a los conflictos a través de negociaciones políticas en Nicaragua o El Salvador, la paz que vislumbramos en estos días en su país, Guatemala, constituyen ejemplos fehacientes de los logros de una lucha sin cuartel con las armas del trabajo, la razón y la palabra. Las armas de Rigoberta.
 Como ella misma ha dicho: "Mientras yo viva, el Premio Nobel que recibí, tendrá un sentido" Y, así lo  hace.



2 comentarios:

  1. La primera vez que supe de Rigoberta fue cuando le dieron el premio Nobel. Hasta entonces no la conocía. A parte de su historia, me fascinó su cara y su mirada. Me parecere que a esta mujer se le sale la belleza por sus ojos y su sonrisa. Tiene una de las caras más lindas que he visto en mi vida. Una mujer consecuente, luchadora, implacable, un ejemplo. De nuevo gracias Laura.

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  2. Gracias Maimcu, por tu aporte, estas mujeres tan luchadoras, siempre nos enseñan. Besos amiga !

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