Rigoberta
Menchú pertenece a la etnia maya y su historia personal nos va mostrando la
historia de los mayas en la actualidad y particularmente en Guatemala.
En
una vasta y rica región de América, el pueblo maya creó una de las más originales
y grandiosas civilizaciones antiguas. Los mayas no constituyen a un grupo
homogéneo, sino un conjunto de etnias con distintas lenguas, costumbres y
realidades históricas, pero que comparten rasgos que nos permiten integrarlas
en una unidad cultural.
Los hombres mayas con sus costumbres
cotidianas y buena parte de todas sus creencias permanecen aun en sus regiones
originales, sustentados en su misma concepción ancestral del mundo y la vida.
Cubrieron,
en el período prehispánico, el territorio
sureste de México, la mayor parte de
Guatemala, Honduras, El Salvador y Belice.,
Hoy,
la población maya esta catalogada entre 4 y 6 millones de nativos. Viven en el mismo lugar que sus antepasados . Afortunadamente, sobrevivieron a la
Conquista; resistentes como pocos a los cambios y al olvido, conservan hoy en
su cultura profundas raíces milenarias a pesar de que han convivido durante más
de quinientos años, de la mano de la civilización occidental que intentó
someterlos. Buena parte de la tradición maya se ha conservado en el seno de la vida
familiar de los diferentes grupos étnicos.
No
obstante ello, los mayas no han podido evadir del todo las grandes
transformaciones globales que ha sufrido el mundo occidental durante los
últimos años: han tenido que enfrentar periodos de migraciones, crisis
políticas, económicas y sociales en los países donde se encuentran sus
comunidades. Han habido tantos
encuentros y desencuentros con distintas facetas de la cultura occidental,
desde el enfrentamiento con los españoles en el siglo XVI hasta los embates del
capitalismo de nuestros días.
El contacto con occidente trajo cambios
sustanciales en todos los aspectos: tanto en la organización política, su
vestido, su alimentación, sus herramientas de trabajo, sus fiestas y
ceremonias. La actual fisonomía del territorio maya se configuró paulatinamente
desde hace más de 500 años, pero este proceso se intensificó en el siglo XIX,
al imponerse fronteras arbitrarias y artificiales entre comunidades que
tradicionalmente habían permanecido unidas, o al intentar fundir pueblos que
nunca habían compartido el mismo territorio.
Como
resultado de estos hechos, en la zona maya actual habitan personas de distintas
culturas y hablantes de muy diversas lenguas. Los grupos mayas de hoy, conviven
tanto con pueblos indígenas de otras familias lingüísticas como con pueblos
mestizos. A la fecha subsisten por lo menos 28 lenguas indígenas.
La forma de entender y vivir el mundo que se
manifiesta en ritos domésticos, en sistemas de curación, en prácticas agrícolas
y en relaciones de parentesco
constituyen la peculiar cosmovisión maya, y es el núcleo duro que ha mantenido
los valores y representaciones
fundamentales de la antigua cultura maya a salvo de los avatares de los
últimos siglos.
El
neoliberalismo de nuestros días, amenaza con desintegrar comunidades indígenas
enteras; por ello no es de extrañar que diversos grupos mayas hayan levantado
su voz para reclamar autonomía y el derecho a ser respetados en su problemática
socioeconómica y cultural.
Rigoberta
nació en Guatemala, en 1959. Creció en
las montañas de Quiché en la Costa Sur guatemalteca, zona desde donde bajan miles de indígenas a trabajar por
míseros salarios, en las ricas tierras de los finqueros, donde se produce,
café, azúcar y algodón.
Desde niña aprendió de sus padres a respetar y
querer la naturaleza, lo sagrado de sus sitios y de la vida colectiva de las
comunidades indígenas.
Pero
también desde pequeña, conoció las injusticias, la discriminación, el racismo y
la explotación que mantienen en la pobreza extrema a miles de indígenas en
Guatemala. La miseria la obligó a buscar sustento en la capital del país, para
ayudar a sus padres y hermanos.
Desde
muy joven se involucró en las luchas reivindicativas de los pueblos indígenas y
campesinos.
En
la lucha por la tierra perdió a su primer hermano, quien permanece
desaparecido. Meses más tarde, sufrió la
pérdida de su padre, quien murió asesinado junto a 37 compañeros en un intento
indígena de ser escuchados, cuando tomaron la Embajada de España en
Guatemala.
La
madre de Rigoberta, también fue secuestrada y desaparecida y otro de sus hermano también asesinado.
Estos
hechos constituyen uno de los argumentos que sustentan su búsqueda de la
justicia y su lucha contra la impunidad.
Rigoberta logró escapar de la horrenda
política de terror implantada en Guatemala y se exilió en México desde donde
trabajó organizando a su gente para resistir el exterminio practicado por el
Estado.
Participó
desde 1982 en la Comisión de Derechos Humanos
de Naciones Unidas y en la Comisión de Prevención de las Discriminaciones y
Protección de las Minorías.
Cuando
regresó a Guatemala fue detenida. Diferentes
organizaciones y la presión de miles de
estudiantes universitarios ayudó a que la liberaran.
Su trayectoria de trabajo y lucha por el
respeto a los derechos humanos de los Pueblos Indígenas, le valió el Premio
Nobel de la Paz en 1992 y desde entonces, a partir de la plataforma del Premio
Nobel, continúa impulsando importantes iniciativas, tanto
nacionales como internacionales, tal como la creación de la Iniciativa Indígena
por la Paz.
También es Embajadora de Buena Voluntad de la
ONU.
Junto
con sus colaboradores más cercanos constituyeron la Fundación Rigoberta Menchú Tum, de cuya institución
es presidenta y a través de la cual ha apoyado a las poblaciones más
necesitadas con proyectos de educación, productivos y de infraestructura.
Se
ha hecho acreedora de más de 30 Doctorados Honoris Causa, en distintas
universidad del mundo.
Rigoberta
Menchú tiene en su haber, también, la
publicación de varios libros, tales como "Me llamo Rigoberta Menchú y así
me nació la conciencia", “ La nieta
de los Mayas” y libros para niños: “Li Mi'n, una niña de
Chimel” y “El Vaso de Miel”.
La solución a los conflictos a través de
negociaciones políticas en Nicaragua o El Salvador, la paz que vislumbramos en
estos días en su país, Guatemala, constituyen ejemplos fehacientes de los
logros de una lucha sin cuartel con las armas del trabajo, la razón y la
palabra. Las armas de Rigoberta.
Como ella misma ha dicho: "Mientras yo
viva, el Premio Nobel que recibí, tendrá un sentido" Y, así lo hace.
La primera vez que supe de Rigoberta fue cuando le dieron el premio Nobel. Hasta entonces no la conocía. A parte de su historia, me fascinó su cara y su mirada. Me parecere que a esta mujer se le sale la belleza por sus ojos y su sonrisa. Tiene una de las caras más lindas que he visto en mi vida. Una mujer consecuente, luchadora, implacable, un ejemplo. De nuevo gracias Laura.
ResponderEliminarGracias Maimcu, por tu aporte, estas mujeres tan luchadoras, siempre nos enseñan. Besos amiga !
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