Los Charrúas fueron
unas de las etnias que poblaron lo que hoy es el territorio uruguayo y las
cercanías de ambas costas del Río Uruguay, como las provincias argentinas de Entre Ríos,
Corrientes y Buenos Aires desde hace unos 3.500 años.
Soportaron la
conquista, defendiendo sus tierras de los españoles, luego lucharon junto al
Gral. Artigas por la independencia de la "Banda Oriental", pero
paulatinamente fueron desapareciendo por
las sucesivas guerras y matanzas a las que estuvieron expuestos.
La historia de los indígenas charrúas es totalmente
desconocida para los argentinos, a pesar de que aquí ocurrieron hechos
similares con nuestros aborígenes como la exhibición, la matanza, la esclavitud.
Uruguay.
María Micaela, hija
natural de una indígena charrúa nació en
la zona del actual Departamento de Paysandú, Uruguay donde fue bautizada.
A los 5 años de
edad, formó parte del Éxodo Oriental junto con su madre y otros familiares
charruas vinculados a la revolución oriental. Desde los 14 años debió vivir
oculta en los montes, junto con su familia y su tribu. Los charrúas eran
perseguidos y capturados, considerados por el gobierno de la Provincia Oriental
como «malvados que no conocen freno alguno que los contenga», que no podían estar
«librados a sus inclinaciones naturales».
El 11 de abril de
1831, los jefes charrúas, con sus tropas y familias fueron convocados por el
Presidente Fructuoso Rivera para
conciliar diferencias, ofreciéndoles integrar tropas de cuidado de la frontera.
Al llamado asistieron varios centenares de charrúas, así acompañó María Micaela
a sus familiares e integrantes de su tribu, a un potrero cercano al arroyo
Salsipuedes .
Allí, Rivera asesinó personalmente al cacique
Venado de un tiro, que fue la señal para iniciar la matanza. 1200 soldados al
mando de Bernabé Rivera persiguieron y sentenciaron en el acto a miles de
indígenas según la historia oral y tomaron a 300 prisioneros, entre los que se
encontraba Guyunusa, a la que le fue arrebatado su hijo, un niño pequeño del
que no hay datos registrados. Los prisioneros fueron llevados a pie casi 300 km
hasta Montevideo, donde algunos fueron vendidos como esclavos y otros
permanecieron en cautiverio.
La matanza de
charrúas continúo en el resto del país hasta lograr prácticamente su
desaparición.
Guyunusa fue
entregada al director del Colegio Oriental de Montevideo, el francés François
De Curel, quien consideró que el contacto directo con sobrevivientes de una
raza próxima a su extinción despertaría el interés del público y de los
científicos franceses y solicitó al gobierno uruguayo autorizaran el traslado
de María Micaela y tres indígenas más a París.
Francia.
Tenía 26 años y
estaba embarazada de dos meses cuando partió el barco rumbo a Francia el 25 de
febrero de 1833. El grupo estaba integrado también por el cacique Vaimaca Pirú ,
el chamán Senacua Senaqué y el joven
guerrero Laureano Tacuabé Martínez. En
el envío se incluían un par de ñandúes, considerados tan exóticos como los indígenas y con las
mismas consideraciones y derechos.
El 8 de junio de
1833 fueron examinados por primera vez por los miembros de la Academia de
Ciencias Naturales de París.
Fueron instalados
bajo una toldería y expuestos a la curiosidad pública en una casa situada en el IX Distrito de París. Se cobraban 5
francos para poder verlos y poco tiempo después fue rebajada a 2 francos debido
a la poca asistencia del público. Guyunusa vestía pieles y mantas tejidas con diseños
geométricos. En su frente tenía tres rayas azules pintadas en sentido vertical,
que llegaban hasta el nacimiento de la nariz. Cantaba tristemente y guardaba un
digno silencio frente a los curiosos
Senaqué,
tenía unos 56 o 57 años, cuando llegó a Francia. Era un médico-brujo indígena,
así como un viejo guerrero y favorito del jefe de la tribu. Viajó herido de
lanza en el vientre, las malas
condiciones del viaje empeoraron su situación y falleció al poco tiempo de
llegar .
El trato despótico y humillante que se les
proporcionaba, además del castigo físico al que se los sometía, comenzó a ser
rechazado por la sociedad francesa que se apiadó de ellos y comenzaron las
gestiones legales para liberarlos.
Vaimaca Pirú ayunó
y guardó profundo silencio en señal de duelo por la muerte de Senaqué. Fueron
trasladados a un nuevo local de exhibición donde estarían en mejores
condiciones, pero Vaimaca falleció dos
días después de llegar. Los médicos franceses diagnosticaron “muerte por
melancolía”.
Guyunusa ya estaba
al término de su embarazo y pocos días después de la muerte de Vaimaca, el 20
de setiembre, dio a luz a una niña a la que llamó María Mónica Micaela Igualdad
Libertad.
La niña
probablemente fuera hija de Vaimaca Pirú, pero en la situación fue Tacuabé
quien asumió el rol paterno, asistiéndola atentamente durante el parto y
cuidando de ambas.
En ese momento, las
duras críticas por parte de la opinión pública francesa hicieron que la
Justicia determinara que los sobrevivientes fueran retornados a su país natal.
Ante esta decisión, el personaje que se encargaba de ellos, los pasó a la
clandestinidad cambiando sus nombres y
huyó con ellos a Lyon, donde los vendió al dueño de un circo.
El 22 de julio de
1834 Guyunusa es llevada al hospital del Hôtel-Dieu de Lyon con un grave cuadro
de tisis pulmonar. En el hospital le afeitaron el cabello, pusieron un
encofrado en su cabeza y dos tubos en su nariz para permitirle respirar y le
hicieron un vaciado de yeso para conservar el registro de su estructura
craneana. Falleció pocas horas después, según consta en su acta de defunción en
los archivos de los Hospices Civils de Lyon16. Sus restos fueron depositados en
un osario común. El molde del busto de Guyunusa se conserva en el Museo del
Hombre de París.
Los rastros de Tacuabé y su hija se pierden en Francia luego
de la muerte de Micaela. ¿Qué pasó con esos infortunados? ¿Cuánto tiempo
pudieron resistir las miserias de su vida? ¿Dónde acabó su doloroso calvario? Esas
preguntas han quedado sin respuesta.
En la ciudad de
Lyon existe una calle a la que llaman “Camino del indio”. La leyenda dice que
por allí pasó un indio huyendo con un bebé en brazos.
En el Prado de
Montevideo, hay un monumento que los
recuerda. Tiene la particularidad de que no fue hecho por un único escultor,
sino por tres. El cuerpo de Vaimaca Pirú- el cacique momificado en Francia se trajo
hace unos años de regreso a Uruguay.
Después de la
matanza de Salsipuedes, el pueblo
charrua , prácticamente dejó de
existir . No hay sobrevivientes puros de esa etnia, aunque algunas huellas
físicas se pueden encontrar entre la población mestiza de Uruguay. Algunos
descendientes se dice que se encuentran en Argentina, en la Pcia de Entre Rios.
Pareciera que en
algunas regiones de América el segregacionismo nefasto, ha triunfado
destruyendo identidades, culturas y haciendo desaparecer a los verdaderos
dueños de la tierra.
"¡Rivera matando amigos!" dicen que dijo Venado cuando se vio en la emboscada. Una vergüenza para todos nosotros. Realmente. Aún hay gente que tiene el tupé de hablar de "la garra charrúa" cuando estos bravos guerreros fueron exterminados sin piedad. Actualmente hay una sociedad que se está ocupando de la historia. Lo terrible de todo esto es que los sobrevientes, mujeres, niños y ancianos que fueron traídos a Montevideo, fuero separados de sus parientes y de esa manera, se mató también algo fundamental para el recuerdo: la memoria colectiva. Los charrúas tenían la costumbre de amputarse un dedo en señal de duelo. Hubo mujeres que se amputaron casi todos en duelo por los hijos. Este dolor es infinito y lo llevamos como el "pecado original" o una marca de nacimiento.
ResponderEliminarMuchisimas gracias Alfa !!! Todo lo que quieras aportar, adelante. Cuando me piden un editorial sobre algo de otros países, me da un poco de pudor, porque aunque trato de documentarme, siempre te queda la duda acerca del posicionamiento del que ha escrito lo que tu utilizas. Hay personajes sobre los que no he podido escribir, porque no me fío de lo que encuentro. Por eso me parece tan valioso tu aporte en esta historia uruguaya. Gracias, otra vez.
ResponderEliminarEstremecedor, como todo lo que conlleva la colonización o mejor "exterminación" de:
EliminarLa pérdida de identidad; idiomas; la evangelización, que supone la pérdida de un imaginario propio; el saqueo de las riquezas naturales; la imposición de un sistema comercial desfavorable para el oprimido y que sienta las bases de nuestra pobreza..
Estupendo artículo como siempre. Es un placer leerte y conocer nuevas cosas.
Saludos Laura
Gracias Antonia, por siempre leer mis artículos. Esta historia en particular, me resultó muy dificil conocer esta historia y luego dar forma al articulo. Un abrazo .
ResponderEliminarQue deuda impresionante tiene nuestra sociedad con los pueblos originarios. Conozco la historia de los charrúas en forma global porque voy a las Termas de Almirón (en Uruguay) , que justamente se encuentran en la Ruta Charrúa, que va desde Paysandú hasta Salsipuedes. Todos los años se organiza una cabalgata que va desde Gichon (pueblo cercano a las termas) hasta Salsipuedes y hacen un recordatorio a esa terrible matanza.
ResponderEliminarMuchas gracias Laura por recordar estas vidas que nos tocan tan de cerca en nuestra historia. Susana
Gracias Susana, me encanta cuando gente participa dando aportes o nuevas miradas !!!! Bienvenida a mi blog. Espero que me leas los demás articulos. Un beso.
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