miércoles, 18 de diciembre de 2013

Estela Carlotto.





 A partir del 24 de marzo de 1976 el régimen militar, que se autodenominó "Proceso de Reorganización Nacional", llevó adelante una política de terror en la República Argentina. La desaparición forzada de personas afectó a 30.000 hombres y mujeres de todas las edades y condiciones sociales que fueron sometidas al secuestro, la tortura y la muerte, entre ellas a centenares de criaturas secuestradas con sus padres o nacidas en los centros clandestinos de detención.

Desaparición de niños.

La cantidad de secuestros de niños y de jóvenes embarazadas, el funcionamiento de maternidades clandestinas (Campo de Mayo, Escuela de Mecánica de la Armada, Pozo de Banfield, etc.), la existencia de listas de familias de militares en "espera" de un nacimiento y las declaraciones de los mismos militares demuestran la existencia de un plan preconcebido de apropiación de niños.
Los niños robados como "botín de guerra" fueron inscriptos como hijos propios por los miembros de las fuerzas de represión, dejados en cualquier lugar, vendidos o abandonados en institutos como seres sin nombre.  De esa manera los hicieron desaparecer al anular su identidad, privándolos de vivir con su legítima familia, de todos sus derechos y de su libertad.
La Asociación Civil Abuelas de Plaza de Mayo es una organización no-gubernamental que tiene como finalidad localizar y restituir a sus legítimas familias a los niños secuestrados desaparecidos y crear las condiciones para que nunca más se repita tan terrible violación de los derechos de los niños, exigiendo castigo a todos los responsables.
Nada ni nadie las detuvo para buscar a los hijos de sus hijos. Tareas detectivescas se alternaban con diarias visitas a los Juzgados de Menores, Orfelinatos, Casa Cunas. Para su trabajo la Asociación cuenta con equipos técnicos integrados por profesionales  jurídicos, médicos, psicólogos y genetistas.
Cada uno de los niños tiene una causa abierta en la Justicia a la que se agregan  elementos probatorios que determinan su verdadera identidad y la de los responsables de su secuestro o tenencia ilícita.
Para asegurar en lo sucesivo la validez de los análisis de sangre se ha implementado un Banco de Datos Genéticos, donde figuran los mapas genéticos de todas las familias que tienen niños desaparecidos. Los niños, hoy adultos, encontrados a la fecha son 108, hay cerca de 400 de los que aún no se sabe nada.

La lucha de Estela.

Estela de Carlotto era maestra, esposa de Guido y madre de cuatro hijos, Laura, Claudia, Guido y Remo. Su imagen no era pública, tenía una vida “platense, tranquila y burguesita”, como ella describe.
Laura, estudiante de Historia de la Universidad Nacional de La Plata, pertenecía a la JUP, al igual que sus hermanos.
A finales de noviembre de 1977 fue secuestrada  Laura, embarazada de tres meses. Fue mantenida con vida en el centro clandestino La Cacha, en La Plata, hasta el parto, producido en el Hospital Militar de Buenos Aires el 26 de junio de 1978. El bebé, cuyo nombre para la familia es Guido Carlotto, permanece desaparecido.
Estela hizo gestiones para la liberación de su hija, llegando a entrevistarse con el general Reynaldo Bignone, quién le quitó toda esperanza de que su hija fuera a permanecer con vida. En abril de 1978 una compañera de cautiverio de Laura, le comunicó que esta permanecía con vida y que se encontraba embarazada. Que Laura comía bien y que el bebe iba a nacer en junio y que lo llamaran Guido.
En abril de 1978, Estela comenzó a participar en las actividades de  Madres de Plaza de Mayo. El 25 de agosto de 1978 fue convocada por los militares y le fue entregado el cadáver de su hija.
Estela de Carlotto comenzó entonces a buscar y exigir la aparición de su nieto y de los demás niños secuestrados-desaparecidos por las fuerzas militares durante la dictadura militar. Con esa preocupación fue una de las fundadoras de la Asociación Abuelas de Plaza de Mayo y su presidenta histórica.
Estela narra: “En 1985, hice exhumar el cuerpo de Laura y el equipo de antropología forense lo examinó a fondo para determinar con exactitud todo lo que los militares habían negado. El deterioro de su dentadura probaba su largo secuestro; por la pelvis supimos que había tenido un bebé y por las balas que tenía alojadas en el cráneo, que había sido ejecutada por una Itaka disparada a 30 cm, por la espalda... Así reuní elementos de prueba para la Justicia y para demostrar al exterior, donde teníamos causas abiertas, qué era lo que había pasado. Esta vez sí quise verla... Vi sus huesitos, su pelo, la vi a ella, la vi. Y cerré el duelo y nunca más necesité ir al cementerio. Voy solo de vez en cuando. Laura en  cautiverio dijo: «Mi mamá no les va a perdonar a los milicos lo que me están haciendo. Y los va a perseguir mientras tenga vida». Lo cual significaba que me conocía más que yo misma porque yo no era mujer heroica. Nunca había participado en nada,  nunca me iba a imaginar que iba a dedicar toda mi vida a esto.”
Hoy todavía busca a su nieto Guido, como a tantos otros niños desaparecidos, a quienes les robaron lo más preciado, la identidad y sus familias. Su búsqueda no es individual, es colectiva, de todas las Abuelas y de todos los argentinos. Estela, desde la Presidencia de Abuelas  es un ejemplo de luchar por la verdad, los Derechos Humanos, de mantener viva la memoria y la esperanza, y sobre todo, de no olvidar.
Desde lo personal, siento a Estela como esas personas, a quién uno le otorga su más cálido afecto. La he visto una vez de modo ocasional y dos veces he asistido a sus charlas, en donde se puede ver  esa mezcla de elegancia con firmeza, bondad con compromiso, seriedad con apertura, que  la convierten en una persona con condiciones muy especiales para el rol que desempeña.
Ojalá Guido y todos los niños que aún faltan encontrar puedan ser hallados, por las abuelas, por el país, por ellos y por nosotros porque la identidad es el derecho de todo ser humano de poder conocer su propia génesis, su procedencia y se fundamenta en la necesidad de encontrar las raíces que den razón del presente y que permita reencontrar una historia única e irrepetible.

A todos los nietos

Soy el mate, soy la brisa, soy el sol de la mañana.
busco el árbol, busco el río y el motivo de esta sed.
Por mi pecho rueda un sueño y un murmullo sin palabras
que me acuna desde lejos, sin espejos de papel.
Esta puerta que me llama, necesito atravesarla
sé que hay alguien que me espera, sé que siempre me buscó,
que tiene aquella respuesta que enciende luz en la sombra.
El latido y la memoria corazonan la razón.
me falta un patio, una risa y una canción y un verano
y una muñeca de trapo y un libro que no leí
y una abuela que cocina sopa de estrellas y vino
mientras perfuma la mesa con naranjas y jazmín.
Por la vida que está viva, por la muerte que no es cierta,
por cada flor que se abre bajo el sol que la abrigó.
Por el niño que mañana navegará entre mis ramas,
buscándose en los retratos que la noche me arrancó,
no me seguirán mintiendo el color de la mirada.
Tengo un nombre y una sangre que me quisieron borrar,
que es más fuerte que la espada y la rosa disecada
que llenaron con cenizas de silencio y soledad.
Y hay un patio y una risa y una canción y un verano
y una muñeca de trapo y un libro que no leí
y una abuela que cocina sopa de estrellas y vino
mientras perfuma la mesa con naranjas y jazmín,
con ese pecho de fuego, encendido en red de amores,
con esos brazos de hierro que nadie pudo partir.
                                                                    Marcela Bublik.
                                                    

6 comentarios:

  1. Muy emotivo recuerdo. Se nota a la legua que lo escribiste NO con letras, sino con sangre de tu corazón. Un abrazo bien enorme.

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  2. Con la sangre, con el corazón y con todo lo que tengo. No creo que haya dolor más grande. Admiro a estas mujeres con el alma.

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  3. Ostras, hay historias que valen mucho más que las que podemos descubrir en los libros. Historias que son verdad y que nos han rozado.
    Gracias por compartir esta
    Besos

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  4. Gracias Mientras Leo, por pasarte siempre por aquí : Un gusto !

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  5. Admirable su lucha y su modo respetuoso de reclamar.Deseo de corazón, que pudiese encontrar algo de su sangre, lo merece realmente por la integridad y perseverancia.Los hombres no tenemos ese coraje elegante....!Admirable SEÑORA ESTELA! La nota un lujo...

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  6. Gracias Alejandro. Estela es una de esas personas tan entrañables, que la sientes como algo propio. Yo, la adoro.

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