Pussy
Riot es un colectivo ruso de punk-rock feminista, que pone en escena
actuaciones extemporáneas de provocación política sobre temas como la situación
de las mujeres en Rusia y, más recientemente, en contra de la campaña electoral
del primer ministro Vladímir Putin a la presidencia del país.
Los
miembros del grupo acostumbran a ponerse en sus representaciones vestidos de
colores llamativos y ceñidos. Cubren sus caras con pasamontañas, tanto en sus
actuaciones como durante las entrevistas, en las cuales usan pseudónimos. El
colectivo está compuesto de 10 intérpretes, y aproximadamente 15 personas que
se ocupan de aspectos técnicos del rodaje y edición de vídeos que suben a
Internet.
Entre
sus influencias musicales, el grupo cita a bandas de punk-rock y expresan :«Nos
caracteriza la imprudencia, letras con carga política, la importancia del
discurso feminista y una imagen femenina no convencional». Una de sus
principales características es la realización de happenings (acciones
artísticas) callejeros y conciertos de protesta .
Detenidas.
El
21 de febrero de 2012, como parte de sus acciones contra la reelección de
Vladímir Putin, tres mujeres del grupo entraron en la Catedral de Cristo
Salvador de Moscú de la Iglesia ortodoxa rusa, hicieron la señal de la cruz,
una reverencia ante el altar, y empezaron a interpretar una canción.
En
la canción, el grupo pedía a la Virgen que «echara a Putin». La canción también habla
del patriarca ruso, Cirilo I, como
alguien que cree más en Putin que en Dios. Un minuto después fueron detenidas
por guardias. La grabación de la performance fue usada posteriormente para
crear un video-clip de la canción.
El
3 de marzo de 2012, María Aliójina y Nadezhda Tolokónnikova, dos miembros de
Pussy Riot, fueron arrestadas por las autoridades rusas y acusadas de
vandalismo. Al principios, ambas negaron ser miembros del grupo e iniciaron una
huelga de hambre en protesta por ser encarceladas y apartadas de sus hijos
hasta el inicio de juicio en abril. El 16 de marzo otra mujer, Yekaterina
Samutsévitch, que había sido antes interrogada como testigo del caso, fue igualmente
arrestada y acusada.
Juzgadas.
El
4 de julio se presentaron cargos
formales contra ellas. Ese mismo día se les notificó sin previo aviso que
tenían 5 días de plazo para preparar su
defensa . En respuesta, anunciaron una huelga de hambre alegando que era un
plazo de tiempo inapropiado . El 21 de julio el tribunal amplió su prisión
preventiva durante seis meses más.
Maria
Aliójina, 24 años, es estudiante de cuarto año de periodismo en Moscú. Tiene
una historia de voluntaria y activista con Greenpeace Rusia. Es madre de un
hijo pequeño. Desempeñó un papel activo durante el juicio: repreguntando a los
testigos y cuestionando agresivamente la naturaleza de los cargos y del
procedimiento.
Yekaterina
Samutsévich, 30 años, ingeniera, especialista en informática y fotógrafa.
Nadezhda
Tolokónnikova, 24 años, es estudiante de
Filosofía en la Universidad Estatal de Moscú con una historia de activismo
político con un grupo de arte en la calle Voiná. Está casada y tiene una hija
de 4 años.
Las
tres fueron sentenciadas el 17 de agosto de 2012 a dos años de prisión. El juez
afirmó que habían socavado el orden social con su protesta mostrando una absoluta
falta de respeto a los creyentes. Tolokónnikova replicó que «la sentencia es un
síntoma claro e inequívoco de que la libertad está desapareciendo de nuestro
país». Oficialmente, el cargo por el que fueron encarceladas es “vandalismo e
incitación al odio religioso”. Defensores y críticos de la banda acudieron a manifestarse
por la sentencia. Serguéi Udaltsov, uno de los líderes de la oposición a Putin,
fue detenido mientras se manifestaba en apoyo de la banda. El excampeón mundial
de ajedrez Gari Kaspárov, que pretendía asistir a la lectura de la sentencia,
fue arrestado y golpeado.
Los
abogados defensores afirmaron que apelarían la sentencia, aunque veían pocas
posibilidades de que fuera anulada ya que bajo ninguna circunstancia las chicas
pedirían perdón a Putin . La Iglesia Ortodoxa Rusa comunicó que aunque las
acciones de Pussy Riot eran ofensivas para millones de personas, la iglesia
hacía un llamamiento a las autoridades estatales para que mostraran clemencia
con las condenadas dentro del marco de la ley con la esperanza de que se
abstengan de repetir actos blasfemos.
Amnistía
Internacional calificó la condena como un golpe amargo contra la libertad de expresión.
Human Rights Watch, afirmó que “los cargos y el veredicto [...] distorsionan
los hechos y la ley [...] Estas mujeres nunca deberían haber sido acusadas de
un delito de incitación al odio y deberían ser liberadas inmediatamente”.
Fueron consideradas presas de conciencia.
En libertad.
Yekaterina Samutsévich tuvo suerte. En octubre
de 2012 salió bajo libertad condicional, ya que su abogada demostró que su defendida apenas participó en el
evento, ya que llegó tarde al mismo. Sin embargo, la Justicia no declaró su
inocencia.
Casi
al término de su condena, las dos artistas y activistas restantes fueron
beneficiadas con una amnistía generalizada aprobada por el Poder legislativo
ruso tres días antes de su salida, medida rechazada por ellas, ya que la consideran una movida
propagandista para evitar problemas, con miras a la celebración de las
Olimpiadas de invierno a realizarse en 2014 en una ciudad rusa.
Las
primeras palabras al salir de la cárcel de Nadezhda y Maria
fueron “Queremos echarlo” en referencia a Putin. Esto ocurrió el día 23
de diciembre de 2013.
La
declarada rivalidad entre el grupo y Putin continuará este año, aunque en una arena
diferente: las dos Pussy Riot liberadas
anunciaron que dejarán la música para
dedicarse a defender los derechos humanos en las cárceles rusas, pero seguirán
fieles a su plegaria: “Madre de Dios, echa a Putin”.
“No
tenemos intención de dar ningún concierto. Nos dedicaremos a defender los
derechos humanos en el sistema penitenciario ruso. Las mujeres que están en
prisión no tienen a nadie más”, afirmó Aliójina en una rueda de prensa ofrecida
el 27 de diciembre.
“Este
proyecto comenzó hace tiempo, cuando empezamos a dedicarnos a la defensa de los
derechos humanos en las prisiones donde cumplíamos condena”, explicó
Tolokónnikova. Si bien todavía no disponen del financiamiento para seguir el
proyecto, contarán con la ayuda del líder de la oposición rusa, Alexéi Navalni.
La condena a las Pussy Riot hizo famoso al
colectivo, tanto en Rusia como en el
extranjero, donde le costó una importante
pérdida de imagen al gobierno ruso. El
paso por prisión de estas jóvenes rebeldes contribuyó a denunciar las precarias
condiciones carcelarias en Rusia. Su trabajo futuro por los derechos humanos
tendrá a partir de ahora trascendencia internacional.
Aunque los enemigos de la cultura mueran y los
tiempos cambien, parece que la censura queda para siempre.
Vaya, pues hoy si que me descubres algo nuevo.
ResponderEliminarVoy a youtube porque lo que cuentas suena interesantísimo, me falta completarlo
Besos
Gracias Mientras Leo ! Si buscas en youtobe las encuentras. Y también si Googleas encuentras mucha información interesante !!!!
ResponderEliminarLaura, me encantó como explicaste el terrible atropello de libertad de expresión que sufrieron. No tenía tantos datos. Gracias por ilustrarme.
ResponderEliminarAntonia, haz visto como los medios de comunicación nos ocultan estos hechos tan relevantes. En Google, encuentras mucha información. Un beso.
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