martes, 10 de marzo de 2015

Sara Osatinsky,

Sara Solarz de Osatinsky tiene 77 años.  Es una  sobreviviente del campo de concentración ESMA pero es muchas cosas más. En su paso por el campo, la llamaban Quica, era una mujer de cabellos castaños y largos, con una sonrisa resignada detrás de la que se ocultaba una inmensa angustia.

Las muertes.

Sara había sido mujer y compañera de Marcos Osatinsky, fundador de las Fuerzas Armadas Revolucionarias. Marcos, o el Pelado  fue uno de los famosos jefes guerrilleros que en agosto de 1972 escaparon del penal de Rawson. Durante su fuga, pasó un tiempo en Chile y luego en Cuba.

De regreso a la Argentina, vivía en Córdoba, en la clandestinidad, usando otra identidad. Allí fue detenido  en 1975.  Muchas son las versiones acerca de su muerte, unos dicen que murió de forma accidental en un tiroteo en una ruta, otros que luego de torturado lo mataron atándolo a dos autos y corriendo carreras. Su cuerpo fue escondido y dinamitado en un pozo en la Pcia de Córdoba. Luego de años sus restos fueron rescatados.

Sara y Marcos tuvieron dos hijos. Mario y José. Ambos militaban en organizaciones políticas en aquella década del 70.  Mario de 18 años,  fue acribillado, en marzo de 1976,  con un grupo de compañeros en la localidad de Alta Gracia. Quica se desmayó cuando escuchó la noticia por radio. En 2003, los restos de Mario fueron encontrados en una fosa común en el cementerio de San Vicente y entregados a Sara. Hoy descansan en un cementerio en Tucumán junto a los de su padre.
José, de 15 años, estudiante de una Escuela Técnica fue rematado escapando de militares que lo perseguían en julio de 1976. Los restos de José no pudieron ser recuperados porque fueron juntados con palas mecánicas, mezclados con otros e incinerados.

“Pensar que éramos una familia, pensar que alguna vez fuimos felices” reflexionaría años después Quica.

La Esma.

En  1977 Sara fue secuestrada en Buenos Aires, donde la desmayaron golpeándola con una llave inglesa. En la sala de tormentos de la ESMA jamás habló a pesar de todas las torturas a que fue sometida.
Por su historia, Quica en la ESMA era una presa “importante”. Tan importante se la consideraba que la visitó el capitán del ejercito, represor de La Perla en Córdoba, Verguez,  quien quería llevársela su provincia para borrar personalmente “ el apellido Osatinsky de la faz de la tierra”.  Aunque no logró llevársela, ya que ella era “propiedad de la ESMA”    le contó con lujo de detalles la  tortura y muerte de su esposo y sus hijos.
Sara se constituyó en la ESMA en algo así como una figura maternal para otros presos. Se transformó en la partera del campo. Asistió a más de 14 embarazadas, lo que luego le permitió brindar información para la localización de niños cuyas madres habían sido asesinadas.
Sara era para sus compañeros secuestrados una suerte de virgen, una santa montonera. Su sufrimiento y su prestigio  parecían haberla purificado  ante los ojos de los demás.
Los represores de algún modo también la consideraron de un modo especial , de hecho la ubicaron para trabajar en el staff de oficina de propaganda que funcionaba en la ESMA, lo que también le dio posibilidad de obtener información.

El abuso sexual.
Sara provocó una especie de terremoto emocional entre los sobrevivientes del campo cuando en 2007 ( aproximadamente 30 años después de los hechos ) relatara a un juez, sin que mediaran preguntas al respecto, que  había sido abusada sexualmente, por uno de los más detestables personajes de la ESMA, el prefecto Héctor Frebes, alias El Gordo Selva o Daniel. Febres fue también  acusado por otras presas sobrevivientes de delitos sexuales.

Quica explica que “le llevó mucho tiempo comprender que se trató de una situación de abuso sexual”. Su voluntad estaba anulada, el sufrimiento la paralizaba y estaba bajo constante amenaza de muerte. En ese contexto también la llevaron hasta Tucumán donde a través de papeles fraguados se quedaron con el dinero de la herencia de sus padres.
En 1978, Quica junto a otra prisionera, con dos niños,  fueron dejadas en libertad y se establecieron en Valencia, España. Pero Febres las controlaba y las visitaba sin previo aviso. Estaban libres pero se sentían presas en una relación de sometimiento.
Quica permaneció en el exilio europeo, que aún perdura, trabajando en un centro de recepción de refugiados.
En 2007, cuando realiza su denuncia, pone nuevamente sobre el tapete el tema de las relaciones de presas con represores.

Violación o consentimiento? Las definiciones de abuso sexual incluyen todas las situaciones por las que vivía Sara. Aislada, débil, con el peso de sus pérdidas irreparables, quebrada. El abusador avanzó sobre su cuerpo y su vida. Tampoco había ningún resquicio por donde pudiera negarse. Cómo hacerlo?
Está comprobado que en los campos de la muerte de Argentina, ni la delación, ni el quiebre en la tortura, ni el sometimiento sexual tuvieron relación directa con la sobrevivencia. Todos los desaparecidos estaban condenados a muerte. Los detenidos y detenidos ignoraban que tenían que hacer o decir para tratar de vivir unas horas más, unos días más.
Pensar que una mujer podía resistirse o negarse a la violencia sexual dentro de un campo de concentración manteniendo su cuerpo “ impoluto” es no poder salir de una lógica donde nos enseñaron que la mujer tiene un mandato que obedecer, una pureza que resguardar.
Por ello, las mujeres violadas que fueron posteriormente liberadas, guardaron silencio durante mucho tiempo.  No podían hablar de lo ocurrido ni siquiera entre sus pares.
Miriam Lewin  expresa en la introducción del  libro Putas y guerrilleras, que escribió junto a Olga Wornat,  que resulta difícil entender lo que pasó, a años de distancia para quienes  lo han vivido. Como podremos entender quienes lo vemos de afuera?
Desde los orígenes del mundo, el abuso hacia las mujeres es una realidad que aterra, abruma y avergüenza. En todos los conflictos bélicos han sido consideradas botín de guerra. Todos los ejércitos vencedores,  hasta   los que la historia considera “buenos” abusaron sexualmente de las mujeres de los pueblos derrotados. Pensar que estas relaciones fueron “ amores perversos” es una equivocación, estas violaciones son crímenes aberrantes de lesa humanidad y como tal deben ser vistos y considerados, sin prejuicios ni medias tintas.
Estamos recorriendo un camino,  el velo se está descorriendo y los crímenes sexuales están saliendo a la luz al igual que todos los tipos de torturas. Que los violadores  sean juzgados y paguen por estos crímenes aberrantes. Que así sea.
                                                               Fuente: Putas y guerrilleras.
                                                           Miriam Lewin y Olga Wornat.


15 comentarios:

  1. Todas las violaciones sexuales son aberrantes porque se llevan a cabo en un contexto de completo sometimiento, al punto que la "violada" ni siquiera lo reconoce. Y por cierto, que durante muchísimos años las presas sometidas se negaron a dar testimonio. La vergüenza pudo más que el delito. Sé que es así. Tuve amigas que pasaron por esas situaciones, y ni siquiera a los más próximos se atrevieron a contar sus penurias. Es excelente la reivindicación de estas valientes.

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  2. Gracias Alfa ! Elegí esta historia para publicar en el Día de la mujer, porque me parece un tema totalmente ignorado e incómodo para muchos. Saludos.

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  3. Tremenda historia, espeluznante. Siendo dramático el tema abusos, frente a todo lo demás, casi que queda pequeño

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  4. Es todo tremendo. En este editorial decidí focalizar sobre ese aspecto tan poco conocido y siempre escondido.

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  5. Se me puso la piel de gallina, Laura. Qué cosa tan horrible y triste, y peor aún, que como vos decís, este tipo de historias son las más ignoradas. Hay que conocerlas, hay que saber sobre la realidad y lo que pasó. Muy interesante, voy a investigar un poco sobre el libro y veo si lo puedo conseguir.

    Saludos!

    Aylu.

    http://elmundodeaylu.blogspot.com.ar/

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  6. Hola Aylu. El libro es muy terrible, imagina que es un libro bien gordo y trae montones de historias de estas mujeres tan desconocidas. Sara es una que llamó mi atención pero todas son muy impresionantes. Tengo el libro y lo voy leyendo muy de a poco. Un beso.

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  7. Gracias Laura.
    La memoria se sostiene y nos proteje gracias a personas que la mantienen viva. Soy sobrino de Sara. Y pasé mi infancia con sus hijos antes que vivieran en forma clandestina. Aun mantengo la esperada de encontrar a José. Con quien jugábamos. Aunque tan dura nuestra historia es peor aún si queda en el olvido. Gracias de nuevo. Sergio Mirkin
    srmirkin@hotmail.com

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    1. Gracias Sergio. Conocí la historia de Sara, e investigué para escribir esta nota que publiqué en un diario de mi ciudad, ya hace algún tiempo.
      Siempre busco estos casos para escribir mis notas, no se si muchos o pocos las leen, pero es mi modo de contribuir a la recuperación de nuestra memoria. Saludos.

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    2. Libres o muertos, jamás esclavos. Bueno, no siempre12 de septiembre de 2017, 17:39

      Qué cobarde que sos.
      Borrás la parte de la historia que no te conviene.

      Todos los buchones y buchonas de la ESMA, que cantaron a sus compañeros, que salieron a marcarlos, ahora son las víctimas que reescriben la historia.
      Caín Lauletta declarando en el juicio, Daleo.... Yo les preguntaría a cuántos entregaron, cuántos pasaron por la ESMA gracias a su invalorable colaboración y a la promesa de un cargo en el gobierno futuro del presidente Massera.

      Dale, borrame este comment también.

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    3. No voy a borrar este comentario, para que la gente que visita mi blog, vea que gente como vos existe.
      Si borré el anterior es porque me resulta ofensivo que algo de mi propiedad se ensucie con esas expresiones.
      No vuelvas a escribir porque lo borro. Escribí en los lugares donde tengan pensamiento afín al tuyo.
      No soy cobarde, simplemente no sos bien recibido aquí.

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  11. Ningún tipo de tortura o violación es aceptable, ni la privación de la libertad de los individuos o su asesinato. Sumaria una razón a tu argumento del porque esas mujeres no hablaron de lo sucedido. Culpa, cuando uno atraviesa situaciones así, siente que en cierta forma las provocó o las merece, al menos en nuestra generación era un visión arraigada. Quizás la culpa por lo que habían hecho fue un factor para callar. No digo que esté bien o mal, simplemente describo una situación psicológica. En el caso de Sara por ejemplo, acribilló de frente a Sulling en Garin por decir alguno de los hechos reconocidos por ella, quizás ese silencio también fue para expiar culpas.

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