Tuve
la suerte de ser invitada por una agencia de viajes de mi ciudad a conocer
Campanopolis. Nunca la había sentido nombrar, ni sabía que era, ni donde se
encontraba. Estuve buscando información por Internet y me pareció una propuesta
muy interesante, por lo que decidí ir. Al mirar las fotos, en Google, uno puede pensar en Brujas, Bélgica o un pueblito de sur de Italia o Canterbury en
Inglaterra. Pero no, es Campanopolis, en el segundo cordón del Conurbano, en
Gonzalez Catán, partido de La Matanza.
Partimos
de Lincoln en una combi, al llegar nos espera un guía, quien nos mostró el
lugar y nos contó su historia.
La historia.
Antonio
Campana, un hijo de inmigrantes, compró
hace cuatro décadas un predio de
200 hectáreas con llanuras, bosques, ríos y arroyos en La Matanza. Esas tierras le
fueron expropiadas para utilizarlas como un basural. Años más tarde las pudo
recuperar y es cuando inicia su obra.
Pasó los últimos años de su vida dedicado
a esta pasión. No era arquitecto, no era
albañil, de hecho sólo cursó hasta sexto grado, pero tenía una meta que podía
parecer utópica: crear su propia ciudad. Y así lo hizo. Asiduo de los antiguos
remates que había en la ciudad de Buenos Aires, adquirió verdaderas piezas
históricas y de un enorme valor cultural para construir este lugar. De hecho,
concurría a los remates y no dejaba que se iniciaran, compraba todo lo que
había dentro. Y con esos materiales fue creando su ciudad.
La
leyenda cuenta que Antonio de niño dibujaba castillos en sus cuadernos, y que
cuando pudo obtener una fortuna personal con la distribución de alimentos,
decidió hacer realidad aquel sueño. Para llevarlo a cabo tuvo que vender algunas de sus
empresas. Al principio iba los fines de semana a trabajar en sus castillos y
casitas encantadas. Pero cuando enfermó y viendo acercarse el final de su vida comenzó a
trabajar hasta 14 horas todos los días
desde el amanecer, con un equipo de hasta un centenar de albañiles que dirigía
personalmente, sin ingeniero ni arquitecto alguno. Se construyó sin plan, era
una suerte de utópico plan infinito, y sin una estructura previa. Terminado un edificio
venía otro y otro, improvisando sus planos a veces hasta en una servilleta
Pueden
verse desde relojes de la estación
ferroviaria de Retiro, adoquines de avenida La Plata, medidores eléctricos de
la ex SEGBA, una escalera que perteneció
a la Basílica de Luján, tablones de Argentinos Juniors, veinticuatro columnas
perimetrales de las Galerías Pacífico, el primer carro de bomberos porteño tirado por
caballos, tranqueras del Hipódromo de Palermo, una campana de un convento de
clausura italiano, vitreaux señoriales de mansiones porteñas, dos ascensores
del edificio de la Municipalidad de Buenos Aires, luces de la Plaza de Mayo .
Con todos esos materiales y muchísimos más se construyó esta “ciudad”.
Campanópolis,
la ciudad de Campana, lleva ese nombre
en honor a su creador.
La ciudad turística.
Esta ciudad que está conformada por 40
edificios con aire medieval, Las torres
y techos dan una imagen medieval aunque es un conjunto ecléctico ( reunión de sistemas y
elementos diversos )
Antonio no tenía como objetivo que el lugar fuera un
paseo turístico o de recreación, sino que sólo deseaba esa obra como una
construcción personal. Pero falleció en 2008 y lo que quedó a medio construir,
permanece tal cual lo dejó. Hay, por lo tanto, edificios inconclusos , que le
otorgan otro toque misterioso al lugar, como una estación de tren también a medio terminar,
donde se encuentran vagones desvencijados
Hay
tres museos que se visitan, donde
Campana expuso una sobrecargada y algo caótica colección de antigüedades. Ellos
son: El museo del hierro, El museo de la madera y El museo de los caireles
donde se exhiben los más disimiles hallazgos de Antonio, según esas tres
categorías.
Campanopolis
se convirtió una urbe adoquinada que recibe más de 5000 visitantes al año. A mi
modo de ver, aún no ha desarrollado turísticamente todo lo necesario. Un buen
restaurant, confiterías, venta de
souvenirs completarían la oferta turística. Seguramente en un tiempo lo
tendrán.
Cuando
se ingresa a pie parece que, de un momento a otro aparecerá por el camino
ripiado un hombre enfundado en armadura, montado a un caballo o una aldeana en
camino a la Iglesia o al mercado.
Campanópolis tiene pequeños barrios internos
unidos por pasajes y callejones. Entre ellos hay espacios verdes, como la plaza
principal con banquitos antiguos, aljibes, fuentes de acero, bebederos, una
glorieta, faroles porteños con aires parisinos y una serie de ocho estatuas
humanas de acero provenientes de la Plaza de la República en Rosario
Inspiradas
en Blancanieves, se levantaron doce casitas de piedra, hechas con escoria de fundición y ladrillos refractarios,
en medio de un bosque con pinos, palmeras entrerrianas y araucarias, donde bien
podrían vivir los famosos enanitos.
El
molino de viento, emulando a los molinos holandeses, fuentes, lagos, puentes
complementan la magia del lugar.
La
única casa que existía en el lugar antes de ser comprado por Campana tiene
valor histórico, ya que era de un puesto de estancia de Juan Manuel de Rosas,
un edificio color rosa de 1830, con estilo colonial. Esa casa también funciona
como una especie de museo con elementos de la época rosista.
La
aldea se alquila para eventos. Susana Giménez grabó la apertura de una de sus
temporadas, la banda Maná presentó un álbum, el director técnico Carlos Bianchi
celebró un cumpleaños y la tira juvenil Chiquititas grabó escenas allí. Se
utiliza para casamientos, donde los novios pueden llegar o partir en barco,
carrozas, globos aerostáticos o autos antiguos. Todo vale en Campanopolis, solo
hay que tener el dinero necesario para alquilarlo.
Campanópolis es, esencialmente, el resultado de la lucha de un hombre contra el tiempo. Es un intento utópico de realizar un sueño de la infancia. Hay un intento claro, incluso dramático, por prolongar la vida de miles de objetos desechados. Es el esfuerzo que tiene un vínculo indescifrable entre el arte y la emoción de los logros. Un hombre que sobre el final de su vida, decidió crearse su propio reino de pura fantasía. Y vaya si lo logró.
¡Hola Laura! Me encanta entrar a tu blog y encontrarme sorpresas y cosas nuevas y hermosas como esta :)
ResponderEliminarEn un blog de viajes, leí algo sobre Campanopolis y fue la primera vez que me enteré que acá en Buenos Aires, y encima en el conurbano, existía algo con un estilo así medieval. Obvio que me dio la re curiosidad, pero nunca leí la historia ni quién fue su dueño. Me encantó todo lo que nos contaste!!
De casualidad, ¿sabés si la visita es gratis? O sea, podés ir en coche, con tu familia e ir a conocer el lugar gratis? O se debe pagar entrada y alguna cosa más? Me interesa porque me encantaría conocerlo y además me dan muchísimas ganas de fotografiar el bellísimo reino artificial de este señor! Qué maravilla!
Te mando un beso,
Aylu.
Hola Aylu, que bueno reencontrarte. Te cuento que como fui en excursión, la agencia me cobró todo junto, el viaje y la entrada a Campanopolis, por lo que no recuerdo cuanto salió. Gratis no es. Ellos tienen facebook, twiter y una página de modo que les podés preguntar, son re amables.
EliminarEspero que logres ir, y que me cuentes luego. Besitossssss
Ay Laura me has dejado completamente sorprendida !!!
ResponderEliminarNo tenía idea de la existencia de Campanopolis y por poco no puedo creerlo, si me lo contaran no lo creería. Que maravilloso que alguien haya luchado sin descanso por cumplir un sueño como este de construir su propia ciudad, sin más objetivo que hacerlo porque le gusta y todos esos pequeños objetos y materiales que han sido devueltos a una vida que no soñaban. Ojalá se le puedan hacer esos agregados que mencionas que explotarían el lugar turísticamente. Debe ser un sueño visitarlo, espero algún día si viajo a Buenos Aires tener la posibilidad de visitarlo. Espero que Antonio desde donde esté disfrute de ver su ciudad ^^
Besos!1
Hola Gime, me encanta que te haya gustado la entrada. Ojalá algún día puedas llegar a conocer este lugar. Y busca más info por Internet que hay mucha.
EliminarPrecioso tu comentario. Un beso.
Hola! Que bonito lugar se ve en las fotos :o no conocía Campanopolis, en realidad nunca escuche nombrar el lugar. Cuando entre pensé que era en otro país pero que sorpresa! Es acá en Argentina, y encima con lo que me gustan los edificio de este tipo! Que interesante la historia del que comenzó con la construcción, gracias por compartirnos tan bonito lugar! Un besote!
ResponderEliminarGracias a vos Ara. Ojalá lo puedas conocer, está ahí al alcance de la mano. Un beso y gracias por comentar !!!!
EliminarHola, es la primera vez que escucho el nombre Campanopolis y la verdad que el lugar me fascinó, además de que está en Buenos Aires y yo no tenía idea. Me encanta como describiste el lugar, con esos toques medievales, ojalá algún día ir.
ResponderEliminarSaludos!
Saludos Gaspar ! Gracias por comentar !!
EliminarHola Laura! Quede totalmente fascinada con esta entrada. No sabia que existia tan maravilloso lugar en nuestro pais!! Si bien me queda un poco lejos porque vivo en Santa Fe, no descarto la idea de ir para esos lados porque me gusta viajar y conocer lugares.
ResponderEliminarCampanopolis parace un lugar sacado de un cuento! Es bellisimo, y la historia que esconde detras parece esas tipicas leyendas de peliculas.
Ahora mismo me voy a buscar informacion, quede con la boca abierta. Y que bueno que vos lo hayas podido conocer y a traves del blog nos comparta tan linda experiencia! Gracias!!!
Nos estamos leyendo, Anto
Gracias, Anto, fijate que tienen página de facebook y twiter y también su web donde encontrarás muchísima información y ojalá un día la puedas conocer. Saludos.
EliminarHola Laura! Al principio el lugar me sorprendió, nunca me imaginé que podía ser un homenaje a la ciudad de Campana. Es bellísimo el lugar, creo que se podrían filmar más de una escena de película ahí porque, por las fotos que ponés, el clima de época de ese lugar es simplemente maravilloso. Y a la vez es uno de esos lugares mágicos en los que nada parece estar fuera de lugar, da la sensación de que lo armó un grupo de hadas, más que una persona de este mundo.
ResponderEliminarMe encantaría poder llegar a conocerlo algún día. Ya me voy a poner a buscar alguna data sobre este lugar, gracias por compartir estas cosas que no salen habitualmente en los recorridos turísticos.
Nos leemos, Esteban
Gracias, Esteban por el comentario. Espero que encuentres información. Hay mucha en la web. y que un día puedas conocerlo. Yo creo, como escribí que no está bien explotado turisticamente. Por ahí fue una impresión mía. Saludos.
EliminarHola! (Vengo por la cadena de comentarios de CBA, lamento haber tardado tanto!)
ResponderEliminarMi mamá quiere ir ahí hace años, lo único que tiene de malo es que nos queda bastante lejos de donde vivimos por lo que se dificulta llegar hasta allá.
Lo que más me llama la atención es que pareciera como quedado en el tiempo, es como que entras en un lugar medieval, no sé cómo explicarlo bien pero me encanta: soy algo fanática de la fotografía y ese sería un lugar magnífico que fotografiar!
Saludos y lamento la demora :)
Hola Sol, el tema de llegar a Campanopolis es que es dificil de llegar, vivas lejos o cerca. Si vives en el Conurbano, debe haber combinaciones de colectivos para llegar. Pero si vives en el interior, como yo, la única manera es a través de una excursión.
EliminarSi te gusta la fotografía podrás sacar unas fotos preciosas, hasta a mi me salieron bien, que no tengo idea.
Saludos y gracias por comentar.