En un viaje a Ushuaia, además de nuestras increíbles bellezas
naturales, una visita obligada es conocer la antigua cárcel o Presidio como
allí se lo denomina. Conocerla es
adentrarse en un pedazo de historia argentina, no muy conocido pero muy
terrible y con connotaciones de totalitarismo, así como también producto de una
cosmovisión de época.
La historia.
Emulando a Gran Bretaña, que enviaba sus presos a Australia, o a
Francia que los ubicaba en sus colonias, Argentina armó su propio campo de
concentración en el lugar con el clima más terrible que pueda imaginarse,
enviando allí a asesinos comunes, anarquistas, personajes que pensaban
diferente o sea todo aquel que se saliera del molde de la sociedad de aquel
momento.
Pensando en ubicar a los presos en aquellos inhóspitos lugares y
además con la intención de poblar el extremo sur entre 1884 y 1889 se construyó
un presidio en Isla de los Estados. Por razones climáticas esta cárcel no pudo prosperar, por lo que en 1902 se comienza a construir
otra, en la Isla Grande de Tierra del
Fuego, en un principio destinada a personal militar y luego, en 1917 ampliada
para albergar a presos comunes.
Para la elección de este lugar también se tuvo en cuenta los trabajos
forzados que allí realizarían los presos: forestación y minería, actividades
que en Isla de los Estados eran inviables.
Primeramente los presos fueron alojados en precarias instalaciones,
mientras ellos mismos construían lo que sería el definitivo edificio del
Presidio.
Arquitectura.
Construido en la zona este de
la ciudad de Ushuaia, con cinco
pabellones principales, llegó a alojar a
más de 540 presidiarios.
Unas 250 personas, entre guardiacárceles y celadores,
custodiaban a los penados. Los pabellones estaban dispuestos en estrella,
alrededor de un vestíbulo central; cada uno de ellos contaba con dos pisos, en
los que se alineaban a ambos lados celdas de unos cuatro metros cuadrados; eran
380 calabozos con muros de roca de 60 centímetros. Cuando la población del
penal excedía su capacidad, las caballerizas se transformaban en improvisadas
celdas comunes, alojando cada una unos 40 o 50 reclusos.Es muy impresionante ver esas pequeñas celdas y pensar que allí transcurrían su vida, cuando no estaban trabajando, esas personas, sin visitas de familiares, sin contacto con el mundo exterior y en un clima tan desfavorecido. Uno de los pabellones se conserva intacto, logrando en el turista visitante, un sentimiento de opresión y angustia.
Vida en la cárcel.
A los reclusos se les proporcionaba educación primaria, en caso de no
tenerla, y una retribución por los trabajos realizados. Existían rudimentarios
talleres de carpintería, herrería, imprenta, mecánica y zapatería; otros
reclusos trabajaban cubriendo las necesidades de la propia población del
presidio. Los que se consideraban de buena conducta trabajaban en la tala de
árboles para leña, y en las últimas etapas de su funcionamiento en la obra
pública para la ciudad de Ushuaia.
Un pequeño tren que conducía hasta la actual ubicación del Parque
Nacional Tierra del Fuego transportaba a los reclusos. El tren es el que aún
hoy recorre el Parque Nacional transportando a los turistas por esos bellos
paisajes. Allí en el clima más frío que pueda imaginarse realizaban los trabajos
de tala y forestación.
Existen archivos fotográficos
en el propio museo del Presidio que dejan constancia de que hacia la década de
1920 los presos también formaron una
banda de música que animaba a los habitantes en los días domingos.
El penal fue clausurado por Roberto Pettinato (padre del conductor de
TV) durante el gobierno de Juan Domingo Perón, basado en motivos
humanitarios. Los prisioneros fueron derivados hacia otras cárceles ubicadas en
el sector continental de la Argentina. Luego del cierre del Presidio, sus
instalaciones fueron entregadas a la Armada Argentina.
Reclusos famosos.
Entre los reclusos más celebres se recuerda a Cayetano Santos Godino,
apodado el Petiso Orejudo, un
jovencísimo psicópata que protagonizó los primeros asesinatos en serie de la
Argentina. También, y por muy distintas razones al anarquista Simón Radowitzky condenado a
reclusión perpetua por el atentado que mató en 1909 al jefe de policía Ramón
Lorenzo Falcón; indultado luego por el
presidente Hipólito Yrigoyen en 1930. Simón fue el único preso que logró
escapar de la prisión y la isla, pero fue recapturado y vuelto a encarcelar. Su
vida merece una crónica en este espacio.
Durante los gobiernos de José Félix Uriburu y Agustín Pedro Justo los
contingentes de obreros, presos políticos ( lideres radicales ) fueron
numerosos. El director del presidio durante esa década, Adolfo Cernadas, fue
acusado de torturas en varias oportunidades. Esos espantosos tormentos
(extracción de uñas, por ejemplo) son contados en base a relatos reales extraídos
de diarios y fragmentos de cartas de internos de esa época.
Existía también, por esos años una categoría que era la de “ confinado
político”, personas que no estaban presas en la cárcel, pero estaban confinadas
en Ushuaia, como si fuera un destierro.
Entre ellos, ex diputados y políticos radicales, periodistas y
sindicalistas opositores: Pedro Bidegain, Elpidio González, Hector J Cámpora,
Ricardo Rojas, Honorio Pueyrredón, Enrique Mosca y otros muy reconocidos en
esas décadas.
Actualidad.
En 1994 una Asociación civil de Ushuaia consiguió que la Armada desafectara del uso
militar del presidio, y gracias a la colaboración de autoridades y el aporte de material de
variados orígenes se inauguraron en el edificio dos museos: el del Presidio, y
el Museo Marítimo de Ushuaia. También se exponen en los pabellones muestras
no permanentes relacionadas con distintos aspectos de la historia de la ciudad
y sus pobladores originarios.
Además funciona, desde 1996, el
Museo de Arte Marino Ushuaia, que es el primer Museo de Arte de Tierra del
Fuego. En él se puede apreciar a artistas argentinos con temáticas relacionada al agua. Así encontramos
a Berni, Soldi, Quinquela Martín, Oscar Vaz, Lacamera, Daneri, Lazzari y
otros artistas contemporáneos.
En otro pabellón encontramos el Museo Antártico José María Sobral.
En 1997 el Museo fue declarado Monumento Histórico Nacional por el
Congreso de La Nación. El Museo Marítimo de Ushuaia conjuntamente y con la Armada Argentina realizaron estudios de
arqueología en los restos del Faro de San Juan de Salvamento de Isla de los
Estados, más conocido como Faro del Fin del Mundo por la novela de Julio Verne.
En un patio del presidio se levantó una réplica de aquel faro que puede
visitarse.
La cárcel del fin del mundo traza un completo perfil de época. Nuestra
propia Siberia en el Sur, con el viento helado incesante y la dureza y el
horror del que solo es capaz el ser humano. Al decir de Dostoyevsky, formar
momias disecadas y medio locas, como modelo de arrepentimiento y corrección.
Y se ha convertido en lugar turistico.
ResponderEliminarFiorella Sargenti, criítica de cine nacida en Tierra de Fuego, contó que festejó el cumpleaños en ese lugar.
Hola Laura! Buenisima la entrada. Me encanta saber mas de la historia de nuestra querida Argentina. Ushuaia es un lugar que me falta conocer del pais, espero ir muy pronto porque me han dicho que es bellisimo! Ademas de toda la historia triste y terrible que esconde, es un lugar mas que interesante! Gracias por la entrada!
ResponderEliminarGracias chicos por leerme. Hay un lugar en el centro de los pabellones, que se utiliza para servir cafés y para venta de souvenirs. Seguramente también se lo podrá alquilar para fiestas. Mantener ese edificio y esos museos no debe salir nada barato.Saludos.
ResponderEliminar¡Hola! Muy buena la entrada. Justo mi hermana viajó en enero a Ushuaia y me mostró las fotos del lugar. Me sorprendió muchísimo lo de Pettinato, no sabía eso.
ResponderEliminarComo siempre, muy interesante tu blog, Laura.
¡Saludos!
Gracias, un placer que te haya gustado ! Saludos.
ResponderEliminarHola Laura! Primero que todo, leí esta reseña y enseguida empecé a seguir tu blog. Es muy interesante lo que contás, yo sabía de esta cárcel, y de muchas historias, pero me gustó mucho tu relato, y las fotos que fuiste anexando, la verdad es que nunca había visto fotos, más allá del Petiso Orejudo. Voy a seguir chusmeando tus entradas anteriores!
ResponderEliminarBesos
Nati
http://khaleesigeek.blogspot.com/
Muchisimas gracias Natalia, por interesarte por mi blog. Escribo mis notas en un suplemento de un diario de mi ciudad, y siempre trato de buscar temas que sean interesantes. Espero te gusten mis otros entradas. Luego chusmearé tu blog. Saludos.
ResponderEliminarEstuve la semana pasada en Ushuaia, y el Presidio es tal como lo describis. No tenia idea de su existencia y me encanta conocer mas las historia de nuestro pais.
ResponderEliminarCuando entras a el pabellon concervado tal como era, sentis una angustia mezclada con otros sentimientos. No pude terminar el recorrido de ese pabellon hasta el final porque me dieron mucas ganas de salir corriendo de ese lugar.
Me encanto la publicacion.
Gracias Belén, por leer mi nota. Estuve en Ushuaia en enero con un clima terrible, ni puedo imaginar como será en invierno, Saludos !!!!
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