Mucha de la literatura que nos rodeaba contribuía a incentivar nuestra fantasía. De la tierra a luna y Viaje al centro de la tierra de Julio Verne, eran una lectura obligada para aquellos niños con imaginación desbordante. Pero el mejor de todos era aquel de Salgari que se llamaba Las maravillas del 2000.
En las plataformas voladoras era posible trasladarse
en poco menos de una hora de un continente a otro. Los dos viejos hombres de
ciencia parecían muy satisfechos: todo lo que habían hipotetizado en su fe
positivista se había realizado. Las ilustraciones mostraban a los dos
corpulentos investigadores, con barbas darwinianas y chalecos a cuadros,
felices del rumbo que había tomado el mundo.
Los viajeros
preguntaron «Y los anarquistas, los revolucionarios, ¿todavía existen?» Claro que
existen! Les contestaron. Viven en ciudades que son solamente para
ellos, construidas bajo los hielos de los Polos, de manera que, si por azar
quisieran perjudicar a los demás, no podrían hacerlo.
¿Y los ejércitos?¿cómo es que no se ve ni un solo
soldado?» «Ya no existen los ejércitos» les contestaron. “Pero el hombre no ha perdido la pasión por
destruir. Los soldados, los cañones, las
bayonetas, son instrumentos que han sido superados. En su lugar hay un ingenio
poderosísimo aunque pequeño. Bastaría subir a una montaña y dejarlo caer desde
lo alto para que el mundo entero se redujera a una lluvia de esquirlas y
polvillo”.
Parece que Salgari no pudo imaginar la Revolución
Rusa, las Guerras mundiales, la Guerra fría, el hambre en África y tantas
calamidades del Siglo XX.
Nosotros, desde aquella infancia, pensando que en
nuestra edad madura llegaría el 2000, sentíamos una especie de emoción,
pensando que viviríamos aquellas maravillas.
Ahora que
llegó y pasó, veo que de todo lo que imaginó Salgari, solo una sola cosa se
hizo realidad: el ingenio para destruir el mundo.
Según expresa Susanna Tamaro: El día 1 de enero del año 2000,
los pájaros se despertaron en la copa de los árboles a la misma hora que el 31
de diciembre de 1999, cantaron de la
misma manera y, apenas terminaron de cantar, fueron en busca de alimento, como siempre, como desde
el neolítico o antes.
El día es siempre un día, la noche
siempre se prolonga en proporción al día, el día en proporción a las estaciones.
Así es ahora y así fue antes. El sol
sale y se pone.
En la
antiguedad ¿qué podía ocurrir a lo largo de toda una existencia? La temporada
de las lluvias, la de las nieves, la estación del sol y la invasión de la plaga
de langostas, alguna escaramuza cruenta con unos vecinos. Aparte del propio territorio, más allá del río
no había otra cosa. Al ignorar la extensión del mundo, forzosamente el tiempo
era más lento.
Hoy, muchas
cosas han cambiado, parece que la vida del hombre es más acelerada que la de
siglos anteriores. Los acontecimientos se suceden con mucha más rapidez. La
llegada del Comunismo, la instalación de la Cortina de Hierro, la caída del
Muro de Berlín, y tantos episodios que ocurren a nuestra vista con una
velocidad que el hombre antiguo nunca hubiera podido comprender.
Aquellos hombres pensaron que con la llegada del nuevo siglo todo sería
diferente, que un mundo mejor sería posible. Pero, no parece verse que eso esté
ocurriendo. Dicen que hay trece conflictos armados en este momento. Muere
población civil, hay guerras religiosas. A veces pareciera que el hombre no es
más que un animal a merced de sus instintos y con acceso a armas
peligrosísimas.
Hoy resulta posible ser un militante del optimismo? El mundo puede ser un sitio muy
triste, pero también un lugar donde cada día se renace. Si elegimos ser positivos o
constructivos estaremos construyendo para el éxito. Si nada hacemos, nada nos
pasará.
Un mundo nuevo se eleva delante de ellos, con
matices hasta entonces desconocidos. Ganan, poco a poco, la conciencia de sus
posibilidades, con resultado inmediato de su inserción en su mundo y de la
captación de las tareas de su tiempo o de la nueva visión de los viejos temas.
Comienzan a hacerse críticos y, por ello, renuncian tanto al optimismo ingenuo
como a los idealismos utópicos; y en cuanto al pesimismo y a la desesperación,
se tornan críticamente optimistas. Cuando comienzan a verse con sus propios
ojos y se consideran capaces de proyectar, la desesperación de las sociedades
alienadas pasa a ser sustituida por esperanza.
Paulo Freire.
Invariablemente, de Cyrano de Bergerac para acá, todos los escritores que la emprendieron contra el futuro, le apuntaron al cura y le pegaron al campanario.
ResponderEliminarAlvin Toffler quizá de una buena aproximación al porque. Dice que uno suele imaginar los artefactos e inventos del futuro como mejoras o combinación de los presentes. Por eso en los viejos seriales de Flash Gordon las puertas son corredizas pero se siguen manejando con palancas sin que nadie imaginara la célula fotosensible o el sensor de movimientos. Del mismo modo ningún autor se acerca, siquiera, a imaginar los microondas o internet.
Espero estar ahí cuando el futuro llegue, aunque el Indio Solari diga que llegó hace rato
Muy linda entrada. Felicitaciones
Hola Guillermo: Gracias por leerme, yo también como el Indio creo que el futuro llegó hace rato.
ResponderEliminarFijate, que en aquella imaginación maravillada de aquellos años, una vez surgió si sería posible que alguien hablara por tel. viendo a la otra persona. Y todos coincidimos en que nooooooooooo sería posible. Así es !
Nací en el 92 y aunque estuve más cerca del 2000 igualmente nos hacían creen que después del cambio de mileno el mundo sería un lugar mejor, lamentablemente puedo opinar que solo es un lugar diferente. Noto ahora ya más grande que el mundo se volvió un lugar totalmente distinto, el modo de vida y hasta el sentir de las personas es automatizado en muchos aspectos. Opino igual que vos, los humanos somos animales y aunque nos demos de racionales y con eso intentemos trazar una linea para ser distintos a otros animales nos queda mucho que aprender.
ResponderEliminarHay que ser militante del optimismo y trabajar por ello. Podemos lograr muchas de las cosas que nos hicieron soñar, basta con hacerlas simplemente.
Excelente post!
Gracias Abril ! Y vamos con el optimismo ! Aunque a veces todo conspire en contra. Gracias por leerme !
ResponderEliminarHola, nací a finales de los 80 y si bien no era tan latente, aún existía esa fantasías sobre el cambio de milenio. Me quedo con esto que decís más arriba "Si nada hacemos, nada nos pasará." es eso lo que hacen siempre, proyectan hacia el futuro, y dejan la esperanza en el aire de que todo cambiará "en un futuro" cuando la cuestión es hacer y cambiar ahora. Me gustó mucho este artículo, muy interesante. Saludos!
ResponderEliminarGracias Anilla, me encanta que participes en mi blog.
ResponderEliminarHola! muy interesante el tema a debatir, la verdad yo nací en el 95, pero aún así me acuerdo que de muy chiquita me dijeron que en el 2000 o venía el apocalipsis o los autos iban a volar jajaja, no pasaron ninguna de las dos cosas. Un beso♥
ResponderEliminarHola Mariana !! Que bueno que con la diferencia de edad, podamos compartir saberes y pareceres. Saludos.
ResponderEliminarHola!
ResponderEliminarYo nací en el 97, así que mucho sobre esto no puedo opinar, pero sí creo en lo que decís: si nada hacemos, nada nos pasará.
Últimamente parece que tenemos esa frase muy a pecho.
Besos!
Hola : Gracias por leerlo Miranda. Me encanta que sean tan jóvenes e interesados por estos temas. Un abrazo
ResponderEliminarHola Laura! Muy interesante el artículo, a mí me encanta cuando encuentro esas diferencias entre lo que los artistas se imaginaron cómo sería el futuro y lo que realmente fue. Creo que de todos los autores que leí y vi de ciencia ficción (en relación a películas digo), el que más me fascino con su visión del futuro es Isaac Asimov. Obvio que es un autor muy contemporáneo y actual, en relación a Julio Verne digo, pero lo que me gustó tanto de sus cuentos es que incluyó el tema de los medios de comunicación e internet, y el poder de la información pero como algo más social. Me resultan fascinantes las visiones futuristas porque siempre se quedan cortas para la fecha en las cuales anuncian (como en el 2000 por ejemplo), pero se adelantan muchísimo al pensamiento de su época. Como me dijeron una vez en clase de Historia del cine: la ciencia ficción es un género que guarda estrecha relación con la filosofía; yo creo que los autores se imaginan inventos para superar los "problemas del presente", o anuncian catástrofes (como el género distópico). Obvio que la mejor manera de llegar al futuro es hacer algo en el presente para que llegue.
ResponderEliminarSaludos y gracias por compartir. =)
Gracias Leda por tus aportes, como estos articulos los escribo primero para un diario, trato de que sean entendibles para que todo el mundo lo pueda leer y entender. Me encantó tu aporte y te agradezco. Saludos.
ResponderEliminarMe ha gustado muchísimo el artículo. Me encanta ver cómo los escritores de antes concebían el futuro, y lo que el futuro (ahora presente) realmente es.
ResponderEliminarMuy bien escrito y con muchos datos interesantes. Tengo que seguir tu blog más de cerca. Un abrazo muy fuerte!
Gracias Teresa, por leerme. Un abrazo !
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